_
_
_
_

El maestro parricida pidió perdon a su hijo en una grabación

Mauricio Triguero, el profesor que mató a su ex mujer cuando ésta se encontraba dando clase a niños de EGB, dejó grabada una cinta en la que pedía perdón a su hijo Héctor, de siete años, y le aconsejaba no hacer ningún "disparate" como el que él iba a cometer. "Vive, hijo, que la vida es muy alegre. Que tengas más suerte de la que he tenido yo. Sé feliz por enclima de todo y no te preocupes de otra cosa", se despidió Mauricio de su hijo la tarde anterior a matar a su madre. La Fiscal mantuvo su petición de 29 años de reclusión para el parricida y expuso su desacuerdo con los informes psiquiátricos.Con el proceso en su recta final, las relaciones que Mauricio mantenía con su hijo Héctor han sido objeto de elogios o descalificaciones, según del testigo que procedieran. Así, mientras Dionisia Esteban, hermana de la fallecida y que tiene a su cargo al pequeño, dijo que Héctor odiaba a su padre, un cuñado de Mauricio, alcalde de un pequeño pueblo donde la familia pasaba las vacaciones, dijo que padre e hijo "eran grandes amigos", y que tras la separación él mismo vio que un día Mauxicio despertaba preguntando: "Héctor, hijo mío, ¿dónde estás?". Tampoco los profesores del colegio Ciudad de Valencia se pusieron de acuerdo sobre este extremo.

Las cintas grabadas por el parricida y los testimonios en su conjunto evidencian que el pequeño Héctor fue un arma arrojadiza entre sus padres. El involuntario protagonista y principal perdedor en la tragedia intuye hoy su alcance, pero no lo conoce. Al niño se le ha dicho que su madre murió por un infarto. Las cintas revelan que Mauricio Triguero no aceptó la separación y culpaba a su ex esposa y a las hermanas de ésta de "manipular al niño" en su contra. Al propio tiempo, el parricida dejó grabada su decisión de "utilizar la fuerza", de llegar hasta el final". La noche antes del asesinato, Mauricio decidió: "Voy a correrme la última juerga de mi vida". Horas después, grababa: "Son las doce, he ido a un club y he cogido a una brasileña jovencita. La casa está hecha una pocilga, pero a la brasileña no le ha importado".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_