'Caza de brujas' en el deporte de la ex RDA contra los confidentes de la Stasi
Una caza de brujas se ha desatado en el deporte de la ex RDA tras conocerse la masiva implicación de estrellas del fútbol como confidentes de la Stasi (la policía política del Estado comunista alemán). Todos los jugadores y técnicos del Dinamo de Dresde estaban implicados, y ayer fueron despedidos el médico y el fisioterapeuta del club. Joachim Weiskopf, vicepresidente del Comité Olímpico de Alemania, ha exigido una rápida investigación. "Aquellos deportistas que hayan colaborado con la Stasi", dijo Weiskopf, "deberán asumir las consecuencias".
El escándalo desencadenado por las confesiones del futbolista y estrella del Dinamo de Dresde, Torsten Gütschow, sobre su trabajo durante ocho años como confidente de la Stasi, las declaraciones de sus compañeros Andreas Trautmann, Matthias DoetschrIer y Frank Liberam en el mismo sentido y la destitución de Wolfgang Klein y Horst Frie del, el médico y el fisoterapeuta del club, abren la puerta a la caza de brujas en el seno del de porte de la ex RDA, sangrado ya por la purga derivada de las prácticas de dopaje. El Dinamo de Dresde y el Dinamo de Berlín eran dos de los más importantes equipos de fútbol de la ex RDA. Ambos aportaban gran parte de los jugadores de la selección nacional y competían asiduamente en los torneos europeos, pero, además, tenían otra cosa en común: ambos dependían del Ministerio para la Seguridad del Estado, cuyo acrónimo Stasi sirvió para designar a la odiada policía política. La temporada pasada, el club berlinés descendió a categoría regional, pero los de la capital sajona, junto con el Hansa de Rostock, consiguieron las dos plazas de la Bundesliga adjudicadas a los equipos de la ex RDA.
El Dínamo de Dresde se ha convertido, por tradición y potencial -la comparación obvia es el Bayern de Munich- en el club de referencia al este del Elba. Ahora, con la apertura al escrutíno público de las Fichas de la Stasi, les ha explotado una bomba bajo el banquillo. De lo publicado se desprende que todos sus jugadores y técnicos se espiaban unos a otros.
Gütschow, que a sus 28 años sigue siendo la estrella del equipo, que por tres veces fue nombrado futbolista del año y en otras dos ocasiones fue máximo goleador, ha sido el primer futbolista famoso en admitir lo que era obvio.
"Me pusieron el cuchillo en el pecho", admitió, "con 17 años tuve que decidinne. 0 me separaba de mi novia Andrea, mi actual esposa, o colaboraba con la Stasi". La policía política, en presencia del entrenador Hugo Hermann, se lo puso muy claro: o colaboraba o le despedían y le mandaban tres años al servicio militar. La familia de su novia, añadieron, tenía contactos con occidente, ya que habían pedido permiso para abandonar el país. "Nos encargaremos de vuestra separación", concluyeron. Firmó. "El amor era más fuerte", explica ahora. Andrea sufrió un ataque de nervios al enterarse.Espionaje
Dos días después, su compañero, el líbero Frank Liberam, admitía otro tanto de lo mismo, solo que su misión era espiar precisamente a Gütschow así como al internacional Matthias Sammer, que se pasó a occidente antes de la unificación y que juega ahora en el Stuttgart, de cuya vigilancia también estaba encargado Gütschow. Otro tanto admitía Andreas Trautmann, también ex internacional y jugador del año en 1989, que fue reclutado por la Stasi en 1981 con la amenaza de acabar con su carrera.
Pero Matthias Doetschrier, de 34 años, que ahora juega en el Fortuna de Colonia, era el veterano de todos ellos. De los 13 años que jugó en el Dínamo de Dresde, 12 los pasó espiando a sus compañeros. En 1978, durante unas vacaciones, trabó conversación con unos tenistas occidentales. De regreso a su país, la Stasi le acusó de ser un riesgo para la seguridad del Estado. La amenaza era similar. Tres años de servicio militar y fin de la carrera. "Juro que no he traicionado a nadie", dijo Doetschrier, "tan sólo les entregaba informes sobre la distribución de las habitaciones en los hoteles, o sobre las compras que hacían mis compañeros".
Según Doetschrier, "cualquier equipo que jugara fuera del país estaba trufado de Stasi. Pero el Dínamo de Dresde debía ser algo especial. Además, del doctor Wolfgang Klein y el masajista Horst Friedel, ahora despedidos, la lista de posibles soplones es inmensa". Sin embargo, su presidente Wolf-Rüdige Ziegenbald, cuya hermana, que trabajaba en el ministerio para la Seguridad del Estado, está ahora involucrada en el caso de las ventas forzadas de propiedades de aquellos que querían abandonar el país, resta importancia al asunto.
Gütschow y sus compañeros lo tienen mal cuando juegan fuera de su campo. Los gritos de "cerdo de la Stasi", han empezado ya a ser una cantinela. Pero sucede que en Dresde, como en casi toda la ex RDA, las revelaciones no han despertado demasiada Indignación, sino más bien compasión, ante las presiones y extorsiones a las que fue sometido este joven y muchos otros cuando sólo tenían 17 años.
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