Los necios del claxon
Un necio pegado a un claxon multiplica en nuestras ciudades las molestias que le llevan a tocar su pito; sin darse cuenta, pretende compensar su impotencia momentánea para moverse jorobándonos a todos conel gesto de escupirnos indiscriminadamente sus decibellos. Ya es hora de que no sólo la ley, hasta ahora menospreciada por no aplicada, sino también la presión social, le ponga de manifiesto, de modo inequívoco, lo injusto e incluso nocivo para nuestra salud que resulta su grosero comportamiento.-
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