Casada con la Stasi
El marido de la diputada Vera Wollemberger la espiaba para los servicios secretos de la ex RDA
La diputada alemana Vera Wollemberger, antigua disidente de la Alemania comunista, acaba de enterarse de que a su marido, Knud Wollemberger, le llamaban Donald. Desgraciadamente, el nombre del irritable palmípedo creado por Walt Disney no era un apodo amistoso, sino el nombre de guerra que le había adjudicadó la Stasi, la policía política del régimen comunista alemán, a la que informaba detalladamente de las andanzas de su cónyuge en el movimiento pacifista de oposición.La tragedia personal de esta pareja, ambos hijos de la élite de la ex RDA, no es más que uno entre los millones de casos que aguardan escondidos entre los más de seis millones de fichas de la Stasi abiertos ahora al escrutinio público.
Vera, de 39 años, tiene tres hijos: Philipp, de 20 años; Jacob, de 9, y Jonas, de 7. Los dos últimos son también hijos de Knud, también de 39 años, con quien se casó en 1981. Lo que Vera no sabía es que Knud trabajaba para la Stasi desde 1972. Nacido en Dinamarca, de padre alemán, -un internacionalista que había luchado contra el nazismo- y de madre danesa, la doble nacionalidad de Knud le convirtió. en idóneo para encargarse de la vigilancia de las embajadas en Berlín Oriental, especialmente de la de EE UU.
Cuando conoció a Vera dejó el cuerpo. Para entonces ya pensaba que el sistema necesitaba reformarse. Pero tras el matrimonio, la Stasi conocedora de las actividades pacifistas de su esposa que ya tenía problemas con el régimen por su oposición pública a la instalación de armas nucleares en el país- le convención para que se reintegrara al servicio.
Desde 1983, Knud escribió interminables informes sobre su esposa, en los que hablaba de relaciones íntimas, de viajes de vacaciones y de largos paseos, así como de la importancia que para Vera tenían sus hijos. Cuando cayó el régimen, Knud convenció al oficial de la Staside quien dependía para que destruyera los informes más importantes. Pero el oficial habló, y las carpetas reaparecieron. Hace un mes le llegaron a Vera las primeras noticias y la semana pasada pudo leer los informes escritos por su marido.
En un artículo que publica hoy el semanario Der Spiegel, Knud asegura que nunca fue forzado o chantajeado por la Stasi e intenta explicar las razones que le llevaron a espiar a su propia esposa. "Yo no era sólo un informante de la Stasi en el seno del movimiento pacifista, sino que también era el informador del movimiento de la paz en la Stasi. Hay que entender su traición desde un punto de vista político, dice Kaud.
Vera no lo ve así. Se burla y asegura que ha descubierto "la trivialidad y la farsa" del Estado policial alemán. No se explica cómo el "padre amoroso" que ella conocía era al mismo tiempo el autor de los informes, y asegura que nunca sospechó de él. Vera teme, sobre todo, que su hijo Philipp, le parta la cara, a su marido si se lo encuentra.
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