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Campanadas en el 'chabolo'

Los 2.000 presos de Carabanchel cenaron a las ocho en Nochevieja

Francisco Peregil

Saavedra, que sólo tiene dos dientes en la mandíbula inferior, quiere ser libre para tomarse una raya de cocaína a gusto, para ver un amanecer en el Retiro o para sentarse en una plaza con una chica.Dice que entró en la cárcel porque le acusaron de tener heroína que él, "por supuesto", no llevaba. Luis de la Antonia, que cumple pena por el asesinato de un joyero al que él niega haber matado, asiente mientras oye a Saavedra.-

-¿Cuántos amigos tiene aquí?

Bajo la mirada de sus seis colegas que le acompañan en la mesa, De la Antonia responde:

-Mi único amigo soy yo; después, yo, y al final, yo también.

¿Las violaciones entre presos? "Es un topicazo falso". En eso coinciden todos. "Las violaciones se dan en las cárceles de menores, o antes, cuando había más represión. Hoy, la gente tiene sus vis a vis, y si alguien ve abusos da la cara por el violado".

"Si comparto mi celda con un sidoso y el chaval se limpia la boca con mi cepillo, tengo muchas probabilidades de coger el sida", comentaba Antonio.

Engancharse al 'piri'

A las 19.30, los 2.067 presos de la cárcel, repartidos en cuatro comedores, se sentaban frente a sus bandejas de metal sin quitarse las cazadoras. Se habían formado dos colas: la de los menús de régimen y el de los musulmanes y el resto. Entre los internos se daban bromas: "Nos van a traer putas esta noche, colega". "Sí, una mierda es lo que te van a traer".

El menú era melón con dos lonchas de jamón, o de queso para los musulmanes, siete langostinos, cuatro chuletas de cordero, patatas prefritas, una bandeja de turrones, uvas, puro y café. "No cuentes tanto, coño, y echa langostinos ahí, hostias", le decía un preso a otro que trabajaba en el comedor.

Rafa era uno de los que más contrarios se mostraban a la comida: "Encima, los boqueras [funcionarios] se creen que tenemos que estar muy contentos por estas cuatro chuletas de hoy. Hay que ser pringao para engancharse al piri [los alimentos del comedor]. Si no es por el economato, aquí nos matan de hambre".

¿Por qué se le llama piri? Un veterano funcionario responde: "Pues por la misma razón que al director le llaman el doble, a los calcetines picantes y a las celdas chabolos. A alguno se le ocurrió un día y tuvo éxito".

Los que aún no se habían enganchado al piri eran 10 presos que llegaron 24 horas antes desde cárceles tailandesas y permanecían bajo vigilancia médica. "Han estado. cuatro años durmiendo en el suelo y comiendo únicamente un plato de arroz al día. Cuando llegaron pidieron chorizos, potajes y cocídos, pero la médica ha dicho que han de guardar días de adaptación".,

En el patio de la quinta galería, algunos jugaban al fútbol, y la gran mayoría simplemente paseaba; solos o en grupos. . 1

-¿Periodistas? ¿Y que hacéis aquí? ¿Dais algo?

-Que éstos no son los Reyes, Patata.

-Me llamo Carlos.

-Claro, Carlos el Patata.

A las diez de la noche estaban todos los presos chapados (encerrados en sus celdas), viendo la televisión o escuchando las campanadas por la radio. En ningún momento cantaron un villancico ni sonó una guitarra.

En cuanto a la droga disponible esa noche, algunos funcionarios comentaban que no habría ni más ni menos que cualquier otra noche. Otros creían que los presos acumulan las pastillas disponibles para venderlas más caras en Nochevieja.

A las ocho de la mañaná siguiente todos estaban despiertos para desayunar: café con leche, bizcochos y una loncha de queso.

Cárcel de 'maxima inseguridad'

Un representante de la Agrupación del Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias (ACAIP) asegura que la prisión de Carabanchel, a pesar de ser un centro de régimen preventivo donde los internos esperan la resolución judicial de sus casos, es una de las cárceles donde más incidentes se registran.Como prueba de ello aportó la siguiente relación de incidentes que se produjeron en 1991: dos evasiones protagonizadas por un par de presos franceses, tres intentos de evasión, cinco agresiones con arma blanca a presos, una agresión a un funcionario, tres muertes y un suicidio.

Sin embargo, el director de la cárcel, José María Pérez Peña, asegura que, a pesar de que hay rachas de violencia y agresiones, la cárcel masculina de Carabanchel es una de las que mejor ambiente tienen.

El subdirector de la prisión lo corrobora: "Peleas a puñetazos y empujones tenemos una diaria, más o menos, pero con pinchos no se da una desde hace tres meses. Sin embargo, este verano había dos o tres cada semana".

Arsenal carcelario

En la cárcel masculina se realizan 150 cacheos cada día y se descubren uno o dos pinchos al mes construidos con las más genuinas técnicas carcelarias. Al lado del despacho del director hay un baúl con una verdadera antología de arsenal carcelario: hierros de ventanas que se convierten en dagas, mangos de cazos que son puñales, y varillas que son espadas.

Hay también varias sábanas en forma de sogas irrórnpibles que sirvieron algún día para alguna evasión, y pelotas de tenis rajadas que transportaban droga a una velocidad vertiginosa sobre los muros de la prisión para caer en los patios.

"La prisión femenina de Carabanchel aún es peor", afirma el citado representante. "Está saturada de presas; en buena parte, debido a las purgas de prostitutas que hace el concejal Ángel Matanzo en el distrito de Centro. Además, el hecho de que puedan comunicarse con la de los hombres ha originado muchos celos y peleas entre las reclusas".

Las peleas no sólo han afectado a las internas: "En diciembre han agredido a una funcionaria, a la que tuvieron que coserle la cara después de que le pegaran. En estos momento, la de mujeres es con diferencia la más insegura. Puede generar muchos problemas en el año 1992", afirma el representante del sindicato ACAIP.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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