Gran maestra de ajedrez con 15 años
La húngara Judith Polgar alcanza el mayor premio de la historia de este juego
De niña, Judith ponía un león de peluche como talismán al lado del tablero cuando jugaba con los mejores ajedrecistas de Hungría -una potencia mundial en este juego- que visitaban la casa de los Polgar. Los huéspedes no podían imaginar que aquella criatura iba a superarles a todos en el Campeonato Nacional de 1991. Este triunfo convierte a Judith en gran maestro (galardón equivalente al de cinturón negro en yudo) a la misma edad, 15 años, que el estadounidense Bobby Fischer, considerado por muchos -como el mayor genio de la historia del ajedrez.Al igual que sus hermanas Zsuzsa, de 22 años, y SofÍa, de 17, Judith no ha ido nunca al colegio porque sus padres, maestros de profesión, consideraron que eso "sería perder el tiempo", y se niega a participar en torneos femeninos "porque sólo se aprende con los hombres". Esta regla ha tenido dos excepciones, las Olimpiadas femeninas de ajedrez de 1988 y de 1990, en las que participaron al recibir presiones políticas del Gobierno húngaro. Las Polgar obtuvieron la medalla de oro, superando a la URSS.
Todo empezó cuando el padre, Lazslo, concluyó, cuando tenía 15 años, que "un niño normal puede ser un genio si vive en un ambiente adecuado". Poco después conoció a su futura esposa, Clara, y ambos decidieron llevarla a la práctica con sus hijas. Después, Laszlo se encerraba en una habitación con Zsuzsa, lo que provocaba los celos de las pequeñas. "Si queréis entrar ahí, tenéis que jugar al ajedrez", les decía Clara.
Con esas premisas, podría pensarse que las Polgar son tres monstruos cuya única destreza es la que desarrollan ante el tablero. Pero la realidad es bien distinta, quizá porque han viajado mucho desde niñas. Zsuzsa, que habla seis idiomas, es muy extravertida. Sofía y Judith, más tímidas, se muestran siempre amables, sonrientes y bromistas. "También podían haber sido genios de la música o las matemáticas", explica Lazslo, "pero elegí el ajedrez porque es una amalgama perfecta de arte, ciencia y deporte".
Judith se siente muy feliz con su forma de vida: "Cuando estoy en Budapest me levanto a las ocho, hago deporte y después de comer estudio ajedrez hasta la hora de cenar, escucho algo de música y me acuesto. El ajedrez me ha servido para conocer mucha gente por todo el mundo y para demostrar que la separación de las competiciones por sexos es tan ridícula como crear universidades femeninas. Los mejores del mundo ya se han acostumbrado a jugar muy en serio contra nosotras".
Zsuzsa, la primera mujer que logró el título de gran maestro jugando contra hombres, acabó cuarta en el Campeonato de Hungría y participa actualmente en el torneo de Pamplona. La primogénita resume así el próximo objetivo familiar: "Debemos jugar con la selección masculina en la próxima Olimpiada [prevista para junio en Manila]. Ya le hemos dado dos enormes alegrías al Gobierno húngaro; ahora queremos luchar contra los hombres".
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