El sentido profético del dinero
In God we trust -más o menos confiamos en Dios- es el nombre de la sede social de una agencia de cambio situada en, Ghana, un país en el que todo síntoma de opulencia puede considerase casi insultante. El lema de la misma agencia afirma que el dinero es una religión, lo que para algunos operadores del mercado en estos momentos de travesía del desierto adquiere un sentido estrictamente profético.El miedo escénico en las bolsas españolas, hijo directo del pesimismo de los mercado europeos y del comportamiento lamentable de las plazas de referencia, Wall Street y Tokio, tiene además connotaciones fiscales de fin de año. A los gestores de carteras se les complica el cierre de ejercicio cuando los poseedores de plusvalías históricas -títulos adquiridos hace muchos años que han dormido en los portfolios el sueño de los justos, mientras el mercado atravesaba coyunturas alcistas y bajistas- les someten a la presión de un futuro incierto. Realizar un patrimonio compromete hasta el punto de que puede afectar a los balances de las gestoras cuyos rendimientos contables son tan volátiles como el mismo precio de las cotizaciones en un mercado sin orientación.
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