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"Es difícil ver los toros desde la barrera"

Fernández Ordóñez lamenta que su salud no le permita asistir a la cumbre de Maastricht

El ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, acudió ayer a La Moncloa a despedir y despachar los últimos papeles con el presidente Felipe González antes de que éste partiese rumbo a Maastricht. "Cuando has pasado tantos años en el ruedo es dificil ver los toros desde la barrera", dice el jefe de la diplomacia española, a quien los médicos tienen confinado en su casa desde hace tres semanas.Precisamente este mes tenía una agenda repleta de viajes y citas con sus homólogos europeos para sacar adelante el acuerdo que puede dar paso a una nueva Europa, pero todos han tenido que ser cancelados. Con rabia, acusa a la medicina de "tener un ritmo muy distinto al de la política" y trata de consolarse recordando la primera cumbre de la Comunidad Europea que presidió España, en 1989: "Durante 15 minutos pareció que todo se iba al garete. Fue un detalle mínimo en el que se encasquillaron dos presidentes. La angustia fue espantosa. Tal vez por ese factor de tensión, de sorpresa, es por el que ahora no me dejan ir".

Confiesa que se encuentra un poco perdido; que hace 20 años que funciona a 150 por hora y que esta bajada a 60 le parece como estar parado. Casi ha olvidado qué significa el ocio, los partidos de tenis y el leer novelas. Los muchos ratos libres de estos días se le han hecho interminables.

Sobre nuestras cabezas se oye el helicóptero del presidente. "Me encuentro bien y tomaría el avión ahora mismo para Maastricht, aunque lo cierto es que no sé si cinco minutos más tarde me encontraría mal". Mary Paz, su esposa, entra y sale del salón y no parece muy contenta con las declaraciones de su marido, al que hace años que trata de retirar de la política. "Para ella, verme aquí es una especie de victoria", indica el ministro, a quien sus colegas comunitarios llaman frecuentemente por teléfono, envían telegramas e incluso una carta conjunta franco-alemana, firmada por Roland Dumas y HansDietrich Gensher.

El jefe de la diplomacia española no siente inquietud por quienes negocian en Bruselas en su nombre: "No es eso, Carlos Westendorp es magnífico, pero yo quisiera estar allí".

Se toma un café con leche y un bollo. Le gusta merendar a la española y la convalecencia le sirve para hacerlo con calma. "Los médicos me han dicho que tenga la cualidad que menos me pertenece, la paciencia". Sin embargo, esta vez el ministro parece haber comprendido que es un hombre de salud frágil y que ha forzado demasiado la máquina de su cuerpo. "Estoy haciendo una vida casi normal para mucha gente. En estos días me he dado cuenta de que el ritmo que he llevado no era normal".

A pesar de ello, Fernández Ordóñez se confiesa "inocente de su enfermedad", y mezcla la rebeldía con esa "tristeza, melancolía e impotencia" que dice sentir por no poder viajar a Holanda.

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