Walesa cede el Gobierno a la derecha polaca
El presidente polaco, Lech Walesa, se rindió ayer ante las presiones de la coalición de cinco partidos de la derecha y designó como jefe de Gobierno a Jan Olszewski, un abogado de 61 años y miembro de la dirección de la democristiana Coordinadora del Centro. La decisión de Walesa se produjo tras tres semanas de forcejeo entre el presidente y sus, hasta hace poco, correligionanos, que -a diferencia del jefe del Estado- desean romper con la dura reforma económica. Así, Walesa renunció a su insistencia en mantener como jefe de Gobierno al liberal Jan Krzysztof Bielecki, cuyo Gabinete en pleno dimitió también ayer.
Olszewski fue ya candidato de la derecha a la jefatura de Gobierno hace un año, después de las presidenciales, pero el conflicto con Walesa impidió que formara el Gabinete. Jan Olszewski es un conocido abogado con escasa experiencia como líder político. Hombre de un pasado socialdemócrata, representa ahora una tendencia democrisiana dentro de su partido -la Coordinadora del Centro- Su principal lema electoral fue la "descomunización" de Polonia y la ruptura con el neoliberalismo en la economía.
A cambio de las concesiones a la derecha, Walesa -que hasta el último momento intentó resistir a la ofensiva de sus antiguos seguidores sacando a relucir su implicación en supuestos escándalos financieros- solicitó ayer ante el Parlamento una ampliación sustancial de sus poderes como jefe del Estado. El proyecto de una enmienda constitucional, presentado por Walesa bajo forma de "una pequeña Constitución", lleva al establecimiento en Polonia de un sistema presidencialista. La indicativa del presidente polaco tiene, sin embargo, escasas probabilidades de prosperar en su actual forma.
Ampliación de poderes
Walesa pretende que el Parlamento le conceda el poder de designar al primer ministro, para cuya aprobación parlamentaria sólo se necesitaría la mayoría simple de votos en la Cámara. Para destituir al jefe de Gobierno, en cambio, el Parlamento debería votar la moción de censura por la mayoría absoluta.Además, el presidente podría negarse a aprobar la dimisión, en cuyo caso disolvería las cámaras. Esta limitación del Parlamento contrasta con la proposición de otorgar al presidente el poder de destituir al primer ministro sin el apoyo parlamentario.
Walesa apeló ayer al Parlamento para que apruebe su ley constitucional y permita que "la democracia sea eficaz". "Estoy convencido de que si no concedemos más competencias al poder ejecutivo no llegaremos a tiempo. La sociedad no lo aguantará, y con razón", manifestó el presidente en una escueta compareconcia ante la Cámara.
Ninguno de los más importantes partidos políticos se muestra dispuesto a aprobar en su totalidad los preceptos de la Constitución provisional propuesta por Walesa. El rechazo más enérgico lo presentaron los ex comunistas.
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