_
_
_
_
Reportaje:

Recetas para hacerse muy rico en Moscú

Gherman Sterfigov ha fundado el primer sindicato de millonarios rusos

Gherman Sterligov -25 años-asegura estar ganando cada día cerca de dos millones de rublos (cuatro millones de pesetas al cambio oficial) desde su despacho en la avenida de Leninski, en Moscú, donde trabaja rodeado de ordenadores y teléfonos que le comunican con su red de sucursales y clientes. Allí llegó después de pensar que había hecho de todo: 24 meses de servicio militar en Mongolia, conducir cámiones; limpiar establos, estudiar leyes que se incumplían y ser expulsado de la Universidad por enfrentarse al Partido Comunista de la URSS. Ahora, el presidente del primer sindicato de millonanos rusos es una figura mítica.Se dice que trabaja para la Mafia, que es agente del KGB o de la CIA. Pero él no pierde el tiempo en polémicas inútiles, aunque, por si acaso, envió a su esposa y a su hija a un apartamento de Manhattan (ya ha abierto una delegación en Wall Street) mientras de él se ocupan día y noche cuatro fomidos guardaespaldas.

Su negocio son los negocios ajenos y la especulación propia. "Me di cuenta de lo indispensable que era en mi país una bolsa de materiales de construcción. La organicé. Apliqué los principios rudimentarios de una bolsa de mercancías, colocándome como intermediario en operaciones de compraventa, en las que cargo un 3%) de comisión, como minimo".

Sobre la especulación todavía es más rotundo: "Sin ella no avanza la economia, y no hay por que avergonzarse". Según Sterligov, las posibilidades de enriquecimiento rápido que existen en las distintas repúblicas que hoy por hoy integran su país son inmejorables. "Aquí está todo por hacer, especialmente en el sector de los servicios. Los ciudadanos están ansiosos por recibirlos", dice el ambicioso millonario, que añade que hay operaciones legales en las que llega a alcanzar beneficios del 1.000%.

Reconoce que es cierto que en su país la inseguridad es muy superior a la de Occidente. Pero añade que esto se subsana realizando inversiones ágiles a corto plazo. En cuanto a las dificultades que crea la complicada y lenta burocracia oficial, Sterligov no tiene inconveniente en revelar su receta milagrosa: "Soborno, soborno y soborno".

Fumador empedernido, autoritario y arrogante, flaco e insomne, Gherman Sterligov no admite mujeres entre los miembros del Club de Jóvenes Millonarios, que tiene ya 30 socios, con una edad máxima de 35 años. "Lo fundé para defendernos, como cualquier otro sindicato, de los abusos o arbitrariedades que el Estado u otros ciudadanos puedan cometer contra nosotros. Pero nuestros fines no son egoístas únicamente. También tenemos programas de beneficencia, de apoyo a la Iglesia y a los niños, y de protección a los animales". Él mismo tiene un perro pastor caucasiano que se llama como su primera empresa, Atice.

No anhela conducir automóviles lujosos o disponer de una vivienda ostentosa. "Lo que voy ganando lo invierto. Gasto lo necesario. No soy insensible a la miseria que veo a mi alrededor, y estoy convencido de que mis beneficios impulsan la economía y ello beneficia a otros ciudadanos. Lo importante es que el dinero que yo gano deja de ganarlo el Estado", dice maliciosamente. Tampoco le inquieta que se produzca otro golpe porque, dice, "sólo son seis los responsables que están en la cárcel y los restantes siguen en el poder haciendo cambios muy pequeños".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_