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El niño cuyo cadáver no se hallaba en la tumba nunca estuvo en el Clínico

El gerente del hospital Clínico de Madrid, Arturo Gallego, remitió ayer un informe al Juzgado de Instrucción número 5 de Madrid en el que asegura que en su hospítal "no existe ningún antecedente" de Ricardo Pinilla Berenguer, el niño cuyo presunto cadáver no fue encontrado en su tumba a los 10 años de ser enterrado.Ese juzgado había ordenado a la dirección del hospital Clínico que le informara si este recién nacido estuvo ingresado allí en diciembre de 1980. El juez se había dirigido al Clínico después de que Francisca Berenguer, la madre, haya declarado que, poco después de que diera a luz en el hospital Hispano-Alemán, una enfermera le dijera que iban a llevar a su hijo al hospital Clínico para hacerle unas pruebas porque había nacido con deformaciones físicas.

La madre ha asegurado que nunca más volvió a ver al pequeño, que según ella nació vivo y aparentemente normal. Antes de enterrarlo, su suegra pidió ver el cadáver y no la dejaron, ha dicho Francisca Betenguer. El hospital Clínico ha escarbado en sus archivos de Majadahonda y comprobado que no figura ninguna historia clínica relativa a Ricardo Pinilla. "En caso de que hubiera sido atendido aquí, la habría", subrayaron ayer fuentes de ese hospital madrileño.

Hipótesis

Aunque el hospital Hispano-Alemán ya no existe, este periódico pudo contactar la pasada semana con Manuel Moreno Muñoz, el patólogo de ese centro que le practicó la autopsia. Moreno aseguró que Pinilla nació sin riñones y qué murió poco después de nacer, víctima de la enfermedad de Pater. El juez también ha requerido información a la clínica Ruber Internacional, que ahora ocupa las instalaciones del extinto hospital Hispano-Alemán. El director de Ruber Internacional ha informado que su clínica no tiene ningún tipo de vinculación con ese hospital. También ha indicado que las historias médicas se quedaron en manos de una gestoría cuyo nombre no recuerda.Médicos consultados por este periódico entienden que es "muy raro" que no haya aparecido ningún resto del niño en la tumba aunque hayan pasado 10 años desde el enterramiento.

Francisca Berenguer ha asegurado que, antes del sepelio, el mismo individuo que condujo el coche fúnebre le mostró una sábana, sellada con un esparadrapo, en la que supuestamente iba el cadáver de su hijo.

Los facultativos consultados por este periódico descartan la posibilidad de que se hubieran extraído órganos al niño para un posterior trasplante. "Hace10 años", dicen, "sólo había posibilidad de hacer trasplantes de riñón; pero si nació sin ellos, no tiene ningún sentido".

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Sin embargo, apuntan como hipótesis que al niño, dada la inusual enfermedad con que nacio, "le hubiesen dejado en el hospital o en cualquier otro sitio para estudiarle".

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