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'Pippin', máxima estrella de la industria televisiva británica

Enric González

Es la máxima estrella de la industria televisiva británica, y en su agenda de trabajo no queda un solo hueco hasta dentro de tres años. El lunes por la noche, la Asociación Internacional de Publicidad en Televisión le concedió un premio especial por su "enorme contribución" al mantenimiento de "cientos de puestos de trabajo y a la atracción de divisas hacia la economía británica".

Con sus 35 centímetros de estatura, la perrita Pippin subió al estrado, revestida con el aplomo de los triunfadores, para ser fotografiada junto a su trofeo.Pippin se hizo famosa en España hace tres años por su intervención en una campaña publicitaria contra la teleadicción de los niños. Desdeñada por su amiguito, que permanecía absorto ante la pantalla, empacaba sus pertenencias en una pequeña maleta y se marchaba de casa. Para alegría de todos, regresaba cuando el niño comprendía que el televisor no lo es todo en esta vida. Fue una de las campañas de mayor impacto en la historia de la televisión española.

También para España, Pippin ha rodado un nuevo anuncio de comida para perros. Pero Pippin es popular en muchos otros países. Ha anunciado con gran éxito las líneas aéreas escandinavas en media Europa, gasolina sin plomo en Bélgica, despertadores en Alemania, caramelos en Japón, zumos de fruta en Estados Unidos y un periódico en Taiwan. Empresas de numerosos países hacen cola para utilizar a Pippin.

A causa de las severísimas leyes de cuarentena británicas (40 días de encierro en una perrera especial), Pippin no puede salir del Reino Unido. Todo su trabajo se desarrolla, por tanto, dentro del país. Los estudios cinematográficos de Shepperton y Pinewood obtienen de Pippin gran parte de sus ingresos. "Pippin ha hecho más por la industria cinematográfica británica que todas las campañas internacionales del Gobierno para atraer a productores y compañías extranjeras", afirmó un crítico televisivo.

Pippin ya no acepta contratos por debajo de las 1.500 libras diarias (unas 270.000 pesetas), y a sus ocho años de edad, selecciona cuidadosamente los productos a los que presta su imagen y los guiones que se le proponen. Carece de pedigrí canino -es un cruce de spaniel y perro de lanas-, pero desciende de actores. Uno de sus abuelos, el perro Benji, protagonizó varios largometrajes en el Reino Unido y alcanzó una notable fama durante los años setenta.

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