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Dubrovnik, 37 días de asedio

El espléndido sol otoñal y la visibilidad perfecta fueron aprovechados al máximo. A la una de la tarde, la sirena anunció peligro inminente y comenzó un nuevo ataque sobre Dubrovnik. Las fuerzas croatas respondieron.Los combates se desarrollaron en diferentes direcciones: intercambio de granadas y morteros entre las colinas que rodean Dubrovnik, algunas controladas por las fuerzas croatas y otras por el Ejército federal. Las ametralladoras disparaban contra el puerto principal de la ciudad, Gruz, a la vez que decenas de bombas fueron lanzadas contra Lokrum, isla-parque enfrente del casco viejo, la única playa de Dubrovnik. Más de 20 granadas cayeron sobre el monasterio benedictino del siglo XII en Lokrum. Los proyectiles fosforescentes no lograron incendiar el bosque.

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El hospital Medarevo y varias zonas residenciales fueron también blanco de ataques. La mayor parte de los daños los sufrieron los objetivos civiles.

"Dubrovnik no es sólo las murallas, somos también nosotros, la gente", dijo Adem Benovic, biólogo del Acuario de Dubrovnic, una hora antes del ataque. El acuario, ubicado debajo de la torre de San Iván, una de las cuatro que forman parte de las murallas de Dubrovnik, sirve para proteger a los hombres y a los peces de las granadas y los morteros. Gente y peces intentan sobrevivir. En algunas zonas de Dubrovnik escasea la comida para distribuir, ya que un número creciente de gente no tiene dinero. "Los peces morirán en cinco días si no llega la comida", lamenta el director Frane Krsinic, orgulloso de la colección de 200 especies.

El Ejército prometió salvaguardar el casco viejo de la ciudad. Todas las piedras están en su sitio. Sin embargo es imposible encontrar una persona en Dubrovnik sin refugiados en su hogar o alguien no afectado directamente por la guerra. Dubrovnik entró ayer en el 37º día del asedio total por el Ejército federal. Está sin luz y sin agua.

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