Villaverde festeja un mes de ocupación
"Los Molinos, zona liberada". Este cartel, ilustrado con una jeringuilla hipodérmica tachada, recibió ayer a los vecinos de Villaverde Bajo y Perales del Río que se acercaron a la antigua escombrera donde estaba previsto construir viviendas para 40 familias gitanas de Los Focos (Vicálvaro). Ayer se festejaban los 30 días de acampada contra el realojamiento de las familias gitanas. Los representantes vecinales esgrimen la sonrisa del triunfo: Joaquín Leguina se ha comprometido a no alojar en la zona a ninguna familia de Los Focos. Pero el campamento no se levantará hasta que las promesas no se materialicen en propuestas concretas.
El asentamiento de Los Molinos era ayer una romería. Desplazadas a un lado las tiendas de campaña donde los vecinos montan guardia cada noche, el centro del campamento quedó convertido en una gran pista de baile. En lo alto, junto a la vivienda piloto que el 14 de septiembre fue incendiada por un grupo de encapuchados, estaba desplegada una pancarta que decía: "Aquí no hay racismo, ni quien padezca de etnofobia, hay gente que odia la droga". Niños y adultos consumían refrescos en varios chiringuitos y del "centro cívico" salían bandejas con aperitivos. "Todo gratis, porque desde que comenzamos a luchar hemos recaudado 735.956 pesetas", comentaban los organizadores.Al mediodía, en un improvisado escenario, tomó la palabra Nicanor Briceño, portavoz de las asociaciones opuestas a la construcción del asentamiento gitano. Lograda la principal exigencia de que ninguna familia de Los Focos sea realojada en la zona [los de Villaverde las relacionan con la venta de droga], hay otros puntos a negociar. Según detalló Briceño, lo que se pide ahora es que Los Molinos se convierta en una zona verde, que no se construya ningún gueto, saber exactamente dónde se van a hacer las viviendas sociales prometidas por Leguina y, finalmente, decidir quiénes serán los destinatarios de las mismas.
El público, de variada edad y condición, jaleaba los chistes subidos de tono y mostraba su contento cada vez que uno de los 10 artistas que actuaron de forma gratuita brindaba frases de apoyo a su lucha. En torno a la lumbre, un grupo de vecinos se disponía a pasar una noche más en la escombrera.
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