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EL BOXEO EN LA REGIÓN

El gancho del nieto del banquero

Gerardo López Quesada aprende a boxear en un gimnasio de su finca en Las Matas

Francisco Peregil

Gerardo López Quesada era propietario de la extinta Banca López Quesada. Multimillonario. Su hijo se llama también Gerardo, fue corredor de Bolsa, tiene más de 60 años, peleó hace 20 en el Circo Price y ganó. Millonario. Ahora paga al entrenador Alfonso del Río para que forme a su hijo (también Gerardo) en una finca de Las Matas. Tiene un cuadriláteroprivado inmejorable, rodeado de fotografías de campeones nacionales y mundiales que han pasado por allí. También tiene un gimnasio con sauna y todas las máquinas imaginables.

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"Cuando hago las cosas, las hago bien; si no, no las hago", afirma el hijo del banquero. Por eso, en el gimnasio, además de las máquinas, hay una sala donde tomar café mientras se observa a los atletas, y por eso en el cuadrilátero no falta un detalle.Guantes de calidad, sacos, relojes que miden los asaltos, cuadros, sogas y espejos. Hay también dos piscinas donde aprenden a bucear unos magníficos perros de caza. Un salón enorme donde quedan los restos embalsamados de todos los animales que puede cazar una persona en cinco safaris.

El hijo del banquero: "Ponga usted que aquí vienen a boxear terratenientes de Ciudad Real como Enrique del Águila, que viene el doctor Lorenzo Abarca Corral, uno de los mejores de Madrid, que trae el ojo morado, por cierto, y que viene Álvaro Huertas, que es un amigo de mi hijo. Bueno, y viene también Juan Zacarías, que es un profesional. Aquí no somos racistas ni clasistas. Ah, ponga que yo no cobro nunca por esto, porque a mí me ha costado un huevo hacerlo, y siempre he actuado en plan mecenas".

El ojo maquillado

El nieto del banquero estudia cuarto de Derecho en el CEU, una universidad privada de Madrid. Su amigo Alvaro estudia mercadotecnia en otro centro privado; y el doctor Abarca tiene consulta pública y privada. Lleva el ojo maquillado para que sus pacientes no le interroguen demasiado y no crean que le han pegado en la calle. Se entrenan con Alfonso del Río desde hace tres años.

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Del Río explica: "Ellos son los dueños de esto, gente muy importante, pero aquí quien manda soy yo. ¡Vamos, vamos a hacer abdominales, todos, más rápido, más, más ... ! ¿Ve usted?".

Alfonso del Río trabaja con su ayudante, ex boxeador profesional también, quien, enfundado en un chándal azul, prepara los vendajes de las manos y arregla las bombillas.

El nieto del banquero asegura que no piensa competir: "No lo descarto, si me veo con posibilidades de conseguir algo; por ahora lo practico por afición".

Gerardo padre comenta el entrenamiento de su hijo: "Mire cómo esquiva, y cómo suelta la izquierda. Es muy bueno, muy bueno, y eso que está peleando con Zacarías, que es un profesional".

Gerardo dice que a su esposa no le gusta que el hijo boxee, pero lo tolera. "Ella piensa que esto es una burrada, y en el fondo lleva razón, pero también es una burrada la fórmula 1. Además, el boxeo está muy bien como defensa personal. Hoy día vas con tu novia y se meten contigo y te humillan. A mi hijo ya le ha pasado dos veces". ¿Salió bien parado? "Estupendamente. Cuando alguien no sabe, se le tumba rápido".

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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