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LA POLÍTICA CONTRA LA DROGA

Ruiz Gallardón triunfa en Los Molinos

Gabriela Cañas

El portavoz del Partido Popular en la Asamblea de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, fue el más aplaudido en el futuro asentamiento gitano de Los Molinos. Treinta vecinos de Villaverde Bajo siguieron ayer con interés el debate televisivo desde el polémico campamento de ocupación. "Parece mentira" explica el líder de este movimiento vecinal, Nicanor Briceño, "que el discurso de la izquierda lo haga ahora Ruiz Gallardón". En el otro extremo situaron a la portavoz de Izquierda Unida. "Isabel Vilallonga es una milonga", coreaban dos vecinos mientras comían a la intemperie un plato de garbanzos.

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Hace 20 días que los vecinos de Villaverde acamparon en Los Molinos para impedir las obras del asentamiento en el que se prevé alojar a 88 familias gitanas. Casi al mismo tiempo, alguien colocó un televisor y un vídeo en la caseta prefabricada que instalaron entre todos, donde se hallan la cocina, la despensa y una sala de estar amueblada con sillones viejos de skay y sillas de playa. En la puerta, un cartel indica que esto es la recepción; hay fotos, dibujos contra la droga y una cartulina blanca en la que se apunta que los fondos recaudados alcanzan casi las 600.000 pesetas. Desde el 3 de octubre, siempre hay alguien en este campamento sembrado de una. veintena de tiendas de campaña.En torno a la hoguera

Dentro, en la sala, Nicanor Briceño y una decena de convecinos seguían ayer en directo el debate televisado sobre la droga. Un pequeno aparato de aire caliente ayudaba a combatir el frío. Fuera, otros 15 vecinos oían a los políticos a través de un altavoz, comían en torno de una enorme mesa y se calentaban con una hoguera que ahora casi nunca se apaga.

Los de dentro eran los más atentos al debate político, especialmente cuando los oradores tocaban el problema de los asentamientos. Isabel Vilallonga fue, sin duda, la más abucheada. "¿Cómo se puede decir que el asentamiento de Los Molinos hay que hacerlo por narices?", se preguntaba después Briceño. "Izquierda Unida asegura que el plan de realojamientos lo firmaron los vecinos de Madrid en 1986, y yo digo que eso es mentira. Que quien firmó sólo fue la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos, que no representa a nadie".

Supo especialmente mal que Vilallonga hablara de extorsiones ejercidas por vecinos racistas. En cambio, Ruiz Gallardón estuvo "en línea". Así le gusta decir a Briceño cuando'alguien opina como él y sus convecinos. Mientras una mujer mayor friega los platos con agua helada en un bidón, Briceño explica que, al menos, Ruiz Gallardón hizo alarde de su posición conciliadora con respecto a protestas vecinales como la que está ejerciendo Villaverde. No obstante, "el discurso del PP es también el más fácil de vender", aclaraba Bricefio, para añadir: "Ni Ruiz Gallardón ni ningún otro político han venido todavía por aquí. Y nosotros hemos sido los que hemos levantado la liebre sobre la droga y los realojamientos".

Al término del debate, el protagonismó de la protesta de Villaverde producía cierto orgullo. "Ahora se dan cuenta de que si no hacen aquí el asentamiento no lo van a poder hacer en ningún otro sitio", decía Briceño. "¿Qué pasa, que ahora todo Madrid es racista?".

El PSOE también estuvo ayer "en línea", aunque menos. El favorito de los de Villaverde sigue siendo, de entre los socialistas, el delegado del Gobierno, Segismundo Crespo, el que ordenó a la policía que no cargara contra los vecinos.

En Los Molinos soplaba ayer un incómodo viento frío, y después del debate empezó a llover. Pero nadie se movió. "Hay que luchar", decía una mujer. "En Villaverde nunca nos habíamos movilizado por nada hasta ahora". Otra aseguraba que el detonante ha sido un "estar hasta las narices". "En Villaverde no se vive mal", explicaba. "Hace dos años empezaron a ir peor las cosas; desde que nos pusieron el asentamiento de Torregrosa. Hay más droga y más delincuencia".

Las obras del asentamiento de Los Molinos se paralizaron sine die, pero aquí no se ria:n de los políticos. "Nadie nos ha asegurado que no se vaya a construir. Tenemos que quedarnos aquí porque no vamos a permitir que se construya un gueto", sentencia Briceño. ¿Su propuesta? Que se construyan viviendas sociales para todos y que los chabolistas vivan también en ellas, integrándose de veras.

Cuando se le recuerda que todo empezó el día en que unos encapuchados asaltaron una de las casetas del asentamiento, Briceño es tajante: "No ha vuelto a pasar nada de eso. Y si vuelve a suceder, yo abandono".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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