Dirigentes del PSOE sitúan a Carlos Solchaga fuera del socialismo democrático
Hace sólo unos días, José Félix Tezanos, secretario de formación del PSOE, manifestó al ministro de Economía, Carlos Solchaga, que su discurso ideológico le situaba fuera del socialismo democrático. El hecho se produjo en la sede socialista durante un debate sobre la inflación, que protagonizó Enrique Fuentes Quintana, de ideología liberal y ex vicepresidente del Gobierno de UCD. Tezanos argumenta la exclusión de Solchaga de la socialdemocracia "por el solapamiento que hace entre comunismo y socialismo y por identificar mercado y libertad". Otros ideólogos le situan en el límite de la socialdemocracia.
Más allá del debate abierto sobre la ubicación de Solchaga, es un hecho el reconocimiento de la existencia de corrientes en el PSOE por un importante núcleo de ideólogos y dirigentes socialistas. Este núcleo, entre quienes se sitúa el ex ministro y miembro de la Ejecutiva del PSOE José María Maravall, cree que en el partido existen corrientes de opinión, pero que no afloran al exterior a causa del fuerte liderazgo de Felipe González y, sobre todo, de la organización horizontal del partido, que otorga el peso principal a las agrupaciones regionales en las que no prima el debate ideológico, sino el reparto de poder."Éste es un partido en el que se debate poco y mal", dice ¡in miembro de la ejecutiva socialista. También aflora con frecuencia en las reuniones de la ejecutiva del PSOE la experiencia negativa de las divisiones en otros partidos socialistas europeos -laboristas y socialdemócratas alemanes- que les han alejado del poder para tiempo indefinido.
El pasado mes de mayo, el coordinador del Programa 2000, Manuel Escudero, señaló en un artículo publicado en una revista del PSOE que en el partido hay cinco corrientes: el sector reformista -o guerrismo-; los demócratas radicales -donde se instalarían Javier Solana, José María Maravall, Joaquín Alinunia o Ralmon Obiols, con el PSC detrás-; los economistas racionalistas -con Carlos Solchaga al frente-; la corriente Izquierda Socialista -con Anton.10 García Santesmases y Manuel de la Rocha-, y los renovadores del Prograrna 2000. Las clasificaciones provocaron un rechazo generalizado en el PSOE, pero la mayoría de los aludidos comparte la tesis (le la existencia de corrientes.
Radicales y reformistas
José María Maravall, ex ministro y mierribro de la ejecutiva -clasificado como demócrata radical-, dice que no hay contradicción entre ser demócrata radical y ro.formista, pero sí cree que en el PSOE, con matices, hay corrientes. Afirma que en el PSOE hay un fuerte componente socialdemócrata vinculado a la tradición centro y norteeuropeas, donde se sitúa con Almunia y Solana, con tres derivaciones: una más liberal -donde está Solchaga-; otra más populista -cuya expresión más viva es el presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra-, y los partidarios del programa común de la izquierda, donde sitúa a Izquierda Socialista. "Yo tengo grandes diferencias con Solchaga en su visión de la educación e, en su tendencia a primar la iniciativa privada", dice Maravall, "pero pienso que todos cabemos en la socialdemocracia".
Manuel de la Rocha, de Izquierda Socialista y miembro del comité federal, hace una clasificación de corrientes bastante similar a la de Maravall, pero introduce un factor: "Carlos Solchaga está en el límite, casi fuera de la sociaIdemocracia, por la preeminencia que otorga a la iniciativa privada y por sus intentos de que la economía sea autónoma de la política".
José Félix Tezanos, secretario de formación del PSOE -que en la clasificación de Escudero es reformista o guerrista-, rechaza la clasificación por corrientes y apela a distintos orígenes "homologados por el liderazgo de González y Guerra", y sitúa fuera de la socialdemocracia a Solchaga. Ludolfo Paramio, miembro de la ejecutiva del PSOE y presidente de la Fundación Pablo Iglesias, también ve la divisa díferencial en los distintos orígenes del "magma ideológico del PSOE", aunque -a diferencia del guerrismo puro- cree que el discurso de Solchaga tiene cabida en la socialdemocracia.
"En el socialismo de hoy se han encontrado la tradición socialdemócrata y la liberal", puntualiza Paramio, que añade: "Unos han leído de jóvenes a Marx y otros a Popper, y eso se nota". Andrés de Blas, catedrático de Derecho Político, coincide con Paramio en las dos tradiciones socialistas y las eleva a la categoría de corrientes.
Los representantes de las diversas corrientes del PSOE coinciden en que el partido no va a evolucionar en tendencias organizadas, como sucede en el socialismo francés. Tezanos lo atribuye al fuerte liderazgo de González y Guerra en el PSOE.
Maravall cree que el freno para las corrientes está en la propia organización territorial del PSOE, que es la que reparte el poder y donde apenas hay debate ideológico, opinión que también comparte Manuel de la Rocha, de Izquierda Socialista. Pero incluso quienes admiten la existencia de corrientes no son partidarios de su institucionalización. De la Rocha no cree que sea positiva su institucionalización. "Nuestra experiencia demuestra que conduce al gueto", afiade.
La idea de que el reparto de poder prima sobre el debate está ya muy extendida. Juan Manuel Eguiagaray, ministro para las Administraciones Públicas y miembro de la ejecutiva, reconoce que "algunas posiciones ideológicas recientes tapan posiciones de fuerza y poder".
Altos cargos califican a González como un político más pragmático que teórico
"En la primavera de 1982, cuando ya se vislumbraba el triunfo socialista en las urnas, Felipe González sintió el escalofrío de la responsabilidad y aprovechó nuestra victoria en las autonómicas andaluzas para hacer un llamamiento al realismo", recuerda el ex ministro José María Maravall. "La actitud de González", dice el ex ministro, "estaba condicionada por su pragmatismo y no por teorías políticas". Esta opinión es compartida en todos los órganos de poder en el partido.Maravall asegura: "Los socialistas aprendimos en cabeza ajena y no nos dejamos llevar por el idealismo de los franceses, que entraron en el Gobierno año y medio antes que nosotros, cayeron en el teoricismo y adornaron su programa de literatura". "Los franceses podían permitirse el lujo de equivocarse; los españoles no, porque nuestro país tenía una grave situación política y económica".
El ex ministro coloca a Felipe González en el centro de esa actitud pragmática del PSOE. "González es un hombre realista, más amigo, por ejemplo, de un político a ras de tierra como Helmut Schmidt que de Willy Brandt, pese a las apariencias", dice Maravall. Las influencias sobre González proceden del ala más moderada del socialismo democrático, como la sueca o la socialdemócrata británica. El hecho mismo de que el triunfo electoral de los socialistas franceses -con el programa común de la izquierda- no levantara el entusiasmo de González y su entorno más inmediato es significativo.
Izquierda Socialista ya no ve a González en el centro de la balanza. Manuel de la Rocha dice que "es el principal avalista de Solchaga y, por tanto, como él, se encuentra en el límite de la socialdemocracia".
Un lugar para Alfonso Guerra
Varios portavoces del PSOE, entre ellos algunos representantes del socialismo catalán, pretenden buscar una ubicación para Alfonso Guerra en el partido en áreas como la representación exterior y en la labor teórica del socialismo. Guerra está, de hecho, asumiendo ese papel.El vicesecretario general del PSOE, estuvo recientemente en la URSS, con la delegación de la Internacional Socialista que visitó a Mijaíl Gorbachov, tras el intento de golpe de agosto, e intervino en los cursos teóricos dedicados al socialismo, anteriormente, en el mismo país.
José Félix Tezanos, secretario de formación del PSOE, dice que la imagen del vicesecretario general de su partido en el exterior de España "no ha sufrido un ápice". Ludolfo Paramio, responsable de la Fundación Pablo Iglesias, tambien contribuye a realzar la figura de Alfonso Guerra. "Aunque no es un especialista, hace sus aportaciones en el terreno de la teoría".
Cursos de socialismo
El número dos del PSOE, junto con Tezanos y Paramio, está promoviendo unos cursos sobre socialismo para el mes de diciembre en los que intervendrán algunos de los más importantes especialistas internacionales.
Alfonso Guerra ha seguido de cerca el proceso teórico del PSOE, un partido mucho más inspirado en el pragmatismo que en cualquier teorización política, según recuerda José María Maravall.
El número dos del PSOE fue el impulsor de los encuentros teóricos de socialistas en la localidad alicantina de Jávea y posteriormente siguió muy de cerca las vicisitudes del Programa 2000, contestado desde las propias filas socialistas. No obstante, dicho programa sirvió de base para la ponencia política del último congreso de ese partido, celebrado en diciembre de 1990, con una votación afirmativa casi unánime.
"Se infló demasiado y se crearon grandes expectativas en torno al programa al venderlo como una alternativa de futuro del socialismo", señala un dirigente socialista.
El programa 2000 tiene todavía sus defensores y aunque sin demasiados aspavientos José Felix Tezanos cree que el tan largamente elaborado y debatido programa "cumplió su papel". Pero, desde otros medios socialistas, las opiniones más extendidas son negativas. Creen que los importantes cambios que ha habido en el mundo han desbordado el programa de futuro del PSOE. El propio Alfonso Guerra es de los dirigentes socialistas más sensibilizados con la influencia negativa que puede acarrear al socialismo democrático la caída del comunismo. Fruto de esta preocupación son los encuentros que ha organizado para el mes de diciembre entre los principales teóricos del socialismo europeo.
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