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Major reitera su fe en la construcción europea

Enric González

John Major tiene las manos libres para alcanzar un acuerdo con sus socios de la Comunidad Europea sobre la unión política y monetaria. En su discurso de ayer, el más importante de su vida, ante los delegados del congreso anual del Partido Conservador, el premier británico anestesió a los muchos antieuropeístas presentes asegurando que jamás toleraría "una Europa federalista", que él pondría "los intereses británicos por encima de cualquier acuerdo" y que, de llegarse al mismo, "el Parlamento británico tendrá la última palabra". Pero también les anunció su propósito de seguir avanzando en la construcción de la CE.

Major pronunció un discurso de menos de una hora, en el que, en tono apacible, desgranó la oferta política con la que los conservadores acudirán a las elecciones, a celebrar, como muy tarde, a primeros de julio. "Libertad para elegir, derecho a poseer", fue el resumen que el propio primer ministro hizo de su ideario. Fue una intervención moderada e intimista, diametralmente distinta de las encendidas soflamas con las que Margaret Thatcher solía arengar a sus huestes. Aderezó el discurso con una suave ironía, muy poco thatcheriana, que se permitió dirigir incluso contra sí mismo: "¿Mi educación? Oh, nunca se ha escrito tanto sobre tan poco", dijo, refiriéndose a las críticas por su limitado currículo académico.El primer ministro y líder de los conservadores no se extendió en el terreno de la política internacional. Salió del paso en lo referente a la CE, propinó el habitual varapalo a Irak y Sadam Husein "acabaremos con su capacidad nuclear pacíficamente o por la fuerza, lo prometo"- y describió un mundo "que ha mejorado" con el hundimiento del socialismo, y en el centro exacto del cual, "respetado y admirado", estaría, según él, el Reino Unido.

Política doméstica

Major jugó sus bazas más fuertes en el terreno de la política doméstica. El futuro británico, dijo, es "una democracia de propietarios", ciudadanos con su propia casa y sus propios ahorros, con poderosos instrumentos (los contenidos en la Carta del Ciudadano) para luchar contra los abusos del Estado. Concretó sus ideas sobre el "derecho a poseer" en el anuncio de una reforma de la legislación sobre herencias, que permitirá transmitir a los descendientes la práctica totalidad de los bienes sin sufrir cargas fiscales. "La riqueza, como los principios conservadores, caerá en cascada de una generación a otra", dijo. Y afirmó que la lucha de clases -y con ella el laborismo, al que lanzó los habityales insultos- había terminado para siempre.

Major se ganó una salva de aplausos cuando recordó que la inflación (de la que ayer se anunció otro descenso, hasta el 4,1% anual) era comparable a la de Alemania. El congreso tory concluyó con un nuevo vaticinio: que el fin de la recesión está ya próximo.

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