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'El guardián de la ortodoxia' se jubila

Una reciente crisis de salud hace probable que el cardenal Joseph Ratzinger sea relevado

El próximo mes de noviembre puede significar el retiro para el cardenal Joseph Ratzinger, de 64 años. El día 25 termina su segundo mandato de guardián de la ortodoxia católica. Es práctica de la Iglesia no reconfirmar a un prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe -órgano fundado en 1542 como Sagrada Congregación de la Inquisición Universal, conocido como el Santo Oficio- para un tercer mandato. Sin embargo, debido a la sintonía ideológica que le une al Pontífice, los observadores vaticanos consideraban probable que Juan Pablo II hiciera una excepción con él.En las últimas semanas, sin embargo, tras el derrame cerebral que supuso a Ratzinger 10 días de reposo hospitalario, los mismos observadores entienden que las probabilidades de que el duro teólogo alemán continúe en su puesto se desvanecen.

El cardenal fue internado de urgencia en la Clínica Pío XI de Roma el pasado 23 de septiembre. Oficiosamente, se informó de que su mal era producto del exceso de trabajo, y, al cabo de 48 horas, él mismo le dijo a un periodista de la agencia Ansa por teléfono: "Como puede oír por mi voz, me siento mejor. Pero no soy amigo de chácharas y, por tanto, me despido".

El prefecto de la Fe siempre ha sido considerado un hombre algo cerrado, incluso tímido. Pero callado, no tanto. Sobre todo, desde que, en 1985, publicó su Rapporto sulla fede, una larga entrevista en forma de libiro, en la que expresó sus ideas de forma contundente: "Si la luz de Cristo debiera apagarse en el mundo, éste, a pesar de su tecnología y sabiduría, caería en el terror y en la desesperación. Y existen ya señales de esa vuelta de fuerzas oscuras mientras crecen en el mundo secularizado los cultos satánicos".

Incluso el papa Wojtyla estimó oportuno declarar que el contenido del libro de Ratzinger eran meras opiniones personales. Y los eclesiólogos expertos confirmaron lo que ya habían dicho: en el también presidente de la Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional, el pesimismo del san Agustín más maniqueo había vencido sobre el optimismo del san Buenaventura más místico.

Durante el mandato de Ratzinger han caído Hans Kurig, el teólogo con el que el prefecto había mantenido una difícil competencia en la Universidad de Tubinga, y el brasilefio Leonardo Boff. Han sido más los excluidos del "recto camino", pero tal vez sean éstos los casos con más connotaciones personales. Ratzinger dijo que le hacía un favor a Boff retirándole, y éste replicó que no aceptaba sentirse humillado.

Quién sabe. Toda persona guarda una dualidad creadora de nuevos deseos. Ratzinger ha expresado el suyo: "Si la providencia me separara un día de mi cargo, desearía dedicarme a escribir sobre el pecado original y sobre la necesidad de descubrir su realidad auténtica".

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