Iglesia y libertad
La esencia de la democracia es la libertad de expresión, y la Iglesia y sus ministros tienen el mismo derecho a gozar de este privilegio que el resto de las personas o de los colectivos, y a excepción de las materias de dogma, tener sus discrepancias. Por consiguiente, ninguna declaración de uno de sus ministros debe ser generalizada.De otro lado, es incuestionable que los Gobiernos, con sus leyes, influyen de una manera decisiva en las costumbres y moral del pueblo, y por ello creo que la Iglesia no sólo puede, sino debe expresarse, y más cuando es difícil hacer una neta separación entre los asuntos político-terrenales y los puramente espirituales, ya que los primeros influyen sobre los últimos.
La diferencia fundamental es que las leyes del Gobierno deben ser acatadas incluso por la oposición, mientras que las de la Iglesia, su cumplimiento es voluntario.-
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