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¡Vaya odisea!.

El comercio con Europa del Este, dañado por la carencia de servicios

Trate de hacer una llamada telefónica en Hungría y le tocará esperar unos veinte segundos hasta tener tono de llamada. Una vez que comience a marcar oirá una señal de ocupado después del tercer o cuarto número. Y eso cuando ha tenido la suerte de encontrar un teléfono: sólo hay 7,5 teléfonos por cada 100 húngaros, según una encuesta. Para occidentales acostumbrados a cerrar tratos con rápidos viajes de negocios, unas cuantas llamadas de teléfono o un fax, el forcejeo diario en la Europa del Este puede ser enloquecedor.

Pregunten al publicitario británico Alan Asbridge: después de quince años de hacer negocios en Europa del Este, nunca ha estado tan optimista ni frustrado. "Allí hay oportunidades que no existían hace quince años, pero todo es tremendamente lento. En muchos sentidos, ahora es más lento que nunca", dice Asbridge, cuya empresa, radicada en Cambridge, estaba en funcionamiento en el Este mucho antes de la caída del comunismo.Las molestias diarias que sufren quienes hacen negocios en Europa del Este pueden rastrearse en la infraestructura desbordada de la región, que fue diseñada para servir a los pocos hombres de negocios que hacían la ruta del Este en el pasado. Ahora que la zona está abandonando sus economías centralizadas, el número de hoteles, las líneas de fax, los teléfonos o los aviones no pueden resistir. Asbridge y muchas otras personas familiarizadas con Europa Central y del Este están de acuerdo en que los problemas son fundamentalmente a corto plazo. Con casi todos los países anteriormente conducidos por el comunismo haciendo inversiones en telecomunicaciones, carreteras, ferrocarril y hoteles, la zona puede tener unas excelentes infraestructuras en cinco años.Sin embargo, es peligroso esperar a que las condiciones para hacer negocios sean cómodas. Las oportunidades deben aprovecharse en el momento, lo cual quiere decir que la gente seria al hacer negocios en el Este piensa que se debe mover ahora. "Debes tener una perspectiva a largo plazo", según Berrid von Arnim, director gerente de las operaciones del Deutsche Bank en Alemania nororiental. El Deutsche Bank y muchas otras empresas de Europa Occidental han abierto oficinas en el Este, pero los empresarios norteamericanos están perdiendo terreno, según las estadísticas del Instituto de Investigación Económica, con sede en Viena (Austria).Las empresas japonesas y norteamericanas vieron caer su participación en el mercado del bloque del Este al 17% y 24%, respectivamente, en 1990, mientras que Austria, Italia y Alemania tuvieron mejoras del 19%, 13% y 5%, respectivamente. Alemania, que copa el 44% del mercado occidental con el Este, es la dominadora en la zona.Entre los impedimentos a las inversiones y el comercio de EE UU están las pobres telecomunicaciones. Un reciente estudio del Banco Mundial sobre Europa del Este concluía que "no se puede concebir un mayor desarrollo económico sin una mejora radical de la infraestructura en el campo de las telecomunicaciones". En su análisis de Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria y Rumania, el Banco Mundial dice que la zona se quedó atrasada en los años ochenta.Los cinco países de Europa del Este tienen que invertir un total de alrededor de 25.000 millones de dólares para actualizar sus sistemas de telecomunicaciones, pero sólo han invertido en torno al 10% de esa cantidad, obteniendo una inesperada y rápida mejora, según la institución.Los hoteles también pueden ser frustrantes. Una habitación en cualquier capital del Este puede costar 250 dólares, con los que en Occidente se accedería a la calidad máxima, pero que en el Este sirve para adquirir servicios de segunda clase.

El transporte aéreo es otro problema. Debido a que la mayoría de aeropuertos son pequeños y pocas líneas aéreas ofrecen vuelos, sigue sin ser fácil montarse en un avión y viajar allí. Casi todos los vuelos transatlánticos tienen que hacer su ruta a través de una capital occidental. Asbridge afirma que la ruta preferida por sus colegas norteamericanos es volar directamente a Londres o París, pasar allí la noche y seguir viaje al día siguiente.A Asbridge, pese a todo, no le frena este inacabable lío. "Hay negocios allí para la gente que desee soportar un poco menos de sofisticación".Copyright The Baltimore Sun. Distribuido por Los Angeles Times-The Washington Post Ne-ws Service.

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