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El Vaticano fija un férreo control organizativo sobre la conferencia de obispos de América Latina

Francesc Valls

La Santa Sede se reserva la designación de una parte indeterminada de delegados y el nombramiento de otros entre los que sugieran los obispos para asistir a la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se inaugurará el 12 de octubre de 1992 en Santo Domingo (República Dominicana), coincidiendo con la celebración del V Centenario del Descubrimiento. En los sectores progresistas de la Iglesia de América Latina hay preocupación de que esa asamblea -sobre Nueva evangelización, promoción humana, Cultura cristiana- esté dirigida por Roma.

El asunto tiene especial importancia dado que, a juicio de los expertos, en América Latina se concentra el futuro del catolicismo y se vive la experiencia de la teología de la liberación y la Iglesia de base, tantas veces enfrentada al Vaticano. Esta IV Conferencia ha levantado expectación por lo que en ella pueda tratarse sobre los indígenas e Iglesia.El contenido de una carta remitida este verano por la Pontificia Comisión Pro América Latina a los presidentes de las Conferencia Episcopales, a la que ha tenido acceso este diario, deja claro que el Papa se reserva el nombramiento de un número no determinado de prelados de América Latina y de la curia romana, que tendrán voz y voto en la conferencia al igual que los que asisten por derecho propio.

"Todas las normas para el cumplimiento de lo dicho anteriormente y para el desarrollo de la Conferencia figurarán en el Reglamento de la misma que será sometido a la aprobación de Su Santidad", se afirma en la carta. "Otras normas o indicaciones serán comunicadas a Vuestra Eminencia y cualquier duda que surja sobre la interpretación de las normas establecidas deberá ser presentada a la Santa Sede para su solución", se añade en el texto remitido por el cardenal Bernardin Gantin, prefecto de la vaticana Congregación de los Obispos y presidente de la comisión Pro América Latina, a Nicolás de Jesús López Rodríguez, cardenal arzobispo de Santo Domingo y presidente del Celam.

"Hay preocupación de que esta asamblea esté dirigida por Roma, por la Pontificia Comisión pro América Latina, que quiere reducir esta IV Conferencia a la visita del Papa y tomar como documento básico de discusión el discurso que lea Juan Pablo IV, afirma el teólogo de la liberación chileno Pablo Richard. Este miembro del Departamento de Estudios Ecuménicos cree que estas directivas "están ofendiendo la capacidad de iniciativa del propio episcopado latinoamericano". "Hay demasiado control romano, y ello parte de un proceso que no acepta la identidad de las iglesias locales", dice Óscar Beozzo, teólogo brasileño y vicepresidente del Centro de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina.

Selección de invitados

Los teólogos, en ese encuentro de Santo Domingo, figuran entre los peritos, sin voz ni voto, que serán designados por la Santa Sede de entre aquellos que sugieran los obispos. También sin voz ni voto figuran sacerdotes y religiosos que nombrará el Papa, al igual que los superiores mayores de congregaciones religiosas.

El Vaticano ha Fijado incluso aquellos que serán meros invitados, entre los que figuran los presidentes y secretarios de EE UU, Canadá, España, Portugal y Filipinas. "Si se invita a estos países porque no se hace lo mismo con Mozambique o Angola", afirma Beozzo.

A las sesiones asistirán con voz y voto, y sin necesidad de la sanción vaticana: la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), presidentes de conferencias episcopales y prelados elegidos por sus compañeros -un obispo por cada cinco hasta el centenar y uno por cada 10 a partir de 100- con lo que se penaliza al episcopado más numeroso, el brasileño que es también el más progresista del continente. Dentro de este capítulo, el Pontífice ha decidido invitar a todos los cardenales de América Latina.

El documento de trabajo de estas sesiones comenzó a ser preparado en 1984 y desde entonces ha sufrido diversas redacciones. "Se dijo que los indígenas debían hablar y ellos han dicho que la Iglesia participó en el genocidio", explica Beozzo. De hecho el problema de inculturación y de cómo se trata el tema de las poblaciones indígenas divide a los episcopados.

"En la actualidad se está preparando una relación de aportaciones de las conferencias episcopales, cuyo plazo finalizará el 15 de noviembre, con lo que habrá un cuarto texto", explica Bcozzo.

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