El Ejército yugoslavo desobedece la orden de regresar a los cuarteles

Macedonia, la más meridional de la seis repúblicas que integran Yugoslavia, acudió ayer a las urnas para refrendar su vocación secesionista. Habitada por dos millones de personas, de las cuales un 20% son étnicamente albaneses, Macedonia se convierte en la tercera república, junto a Eslovenia y Croacia, que proclama su independencia. Esta última, escenario de fuertes combates, se prepara a marchas forzadas para la guerra abierta con la guerrilla serbia y el Ejército federal, cuyos mandos han hecho caso omiso del ultimátum lanzado ayer por el presidente de Yugoslavia, el croata Stipe Mesic, para que vuelvan a sus cuarteles.

La capital croata, Zagreb, se prepara a marchas forzadas para hacer frente a un eventual ataque aéreo. Las autoridades croatas temen seriamente que esto se produzca.El ministro de Defensa de Croacia, Luka Bebic, dijo ayer que sus fuerzas pasarán a la ofensiva si fracasan las últimas iniciativas de paz bajo el patrocinio de la Comunidad Europea. La conferencia de La Haya volverá a reunirse el jueves para debatir la situación balcánica en un intento de hallar una salida pacífica a la crisis.

Miles de los 800.000 habitantes de la ciudad visitaron ayer el refugio subterráneo situado en el centro de la población con el fin de irse adaptando a una situación de guerra. El refugio tiene cabida para 5.000 personas y fue construido durante la Segunda Guerra Mundial.No es la primera vez que las Fuerzas Armadas yugoslavas, que de hecho están defendiendo los intereses serbios en la República de Croacia, desobedecen a su comandante en jefe. El presidente Mesic ha advertido a los generales, que si no retiran las tropas desplegadas en territorio croata su actitud equivaldrá a un golpe de Estado y tendrán que vérselas con un consejo de guerra.

Mesic lanzó su advertencia a su regreso de La Haya, en donde asistió el sábado a la primera sesión de la conferencia de paz, y añadió que intentaba que el Ejército cesara ayer mismo en sus ataques.

El presidente yugoslavo responsabilizó a los militares de la situación que vive el país.

Páginas 2 y 3