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Dos jóvenes denuncian que la policía les dio una paliza

La denuncia presentada por dos jóvenes vecinos de Alcobendas, en la que aseguran haber sido objeto de malos tratos por parte de la Policía Local de San Sebastián de los Reyes, ha puesto al descubierto uno de los numerosos incidentes en los que se vieron envueltos agentes de este cuerpo durante las fiestas.Los jóvenes, Órfelino Pérez Macarro, de 20 años, y José Antonio García Sierra, de 21, contaron que a las cuatro de la madrugada del pasado día 26, poco después de abandonar un bar, salieron a su paso dos hombres, "vestidos de paisano, con dos pistolas, y nos encañonaron. Uno era rubio, con gafas, y el otro moreno", dice Orfelino. Les amenazaron con sus armas y realizaron un disparo al aire diciéndoles que les seguían y que "habían traficado". Tras el forcejeo, Pérez se quitó la camisa, "en un arranque de nervios", y los agresores salieron corriendo. Los jóvenes pensaron que eran "dos graciosos de las fiestas".

Poco después volvieron a encontrarlos con cuatro policías municipales. José Antonio observó cómo pegaban a su amigo con unas esposas en la cabeza y, como tenía la camisa "empapada de sangre", les gritó que lo dejaran porque "iban a matarlo".

La policía les condujo a la Jefatura, donde obligaron a Pérez a desnudarse. Cuando los agentes comprobaron la documentación, "nos dijeron que se habían confundido de personas", relató Óscar. Los dos jóvenes fueron después al centro del Insalud, donde aplicaron a Pérez seis puntos en la cabeza.

Sólo un forcejeo

La Policía Local asegura que, según un parte oficial interno, los dos policías salían de servicio cuando dieron el alto a los jóvenes para identificarlos. Mientras pedían una patrulla se produjo un forcejeo y los jóvenes se dieron a la fuga, según la versión policial, que acaba ahí. Agustín Sacristán, alcalde en funciones, se limito a asegurar ayer que se abrirá una investigación.

Por otra parte, existen otras denuncias contra agentes de la Policía Local. Testigos presenciales informaron que sobre las cinco de la madrugada del día 27 de agosto, agentes locales con material antidisturbio desalojaron a palos la caseta de la revista municipal La Queli. Uno de los agentes explicó que alguien desde el local había arrojado una piedra a uno de los guardas jurados contratados por el Ayuntamiento que vigilaba la circulación, "y esto no podían permitirlo".

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