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En octubre se abre el primer parque español de diseño moderno, que ha costado 10.000 millones

Juan Antonio Carbajo

JUAN A. CARBAJO, El segundo parque en extensión de Madrid, casi el doble del Retiro y el primero de diseño contemporáneo de España, está casi terminado después de dos años de trabajo en los que se han removido tres millones de metros cúbicos de tierra. El erial del Olivar de la Hinojosa, situado en Barajas, entre la M-40 y la carretera de Barcelona, se ha transformado en un vergel rodeado de estanques, canales, surtidores, cascadas, colinas piramidales y modernas y millonarias esculturas. En octubre se abrirá al público. Previamente, el Ayuntamiento adjudicará a una empresa privada su explotación y conservación.

El parque del Olivar de la Hinojosa pretende pasar a la historia de la arquitectura por su diseño rompedor. Sus creadores han transformado 220 hectáreas de un olivar enfermo en un parque contemporáneo, con predomino del hormigón, el vidrio y el acero, las formas abstractas y las colinas geométricas.Un parque donde domina el agua, contenida en 2,4 kilómetros de canales y 50.000 metros cuadrados de estanques salpicados de surtidores. Gran parte de los 2.200 olivos primitivos, por cierto, se han tratado e integrado en el paisaje. En total, se han gastado 10.000 millones de pesetas en una de las mayores inversiones municipales.

José Luis Esteban Penelas, arquitecto de 32 años que ha diseñado el parque junto a Emilio Esteras, de 36, explica que su obra se ha inspirado "en el arte moderno que busca la superposición de planos y la huida de la visión lineal".

El parque está encerrado en un bulevar con forma de anillo. El paseo rodea el conjunto y salva mediante cuatro puentes vanguardistas los canales y lagos y cambia de color y vegetación según la estación del año que representa. Así, el pavimento verde y los robles del verano se contraponen al gris y a los cipreses que representan el invierno.

Costosa conservación

Mantener y vigilar el parque cuesta casi 400 millones de pesetas, un desembolso que el Ayuntamiento de Madrid pretende traspasar a una empresa privada. Como compensación, la sociedad adjudicatarIa del concurso que para ello convocará este mes la concejalía de Obras, explotará el parque a su gusto.

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Según Pablo Población, gerente de la empresa municipal Campo de las Naciones, que ha financiado el parque, se van a poner pocas condiciones a la explotación. "No querernos que se cobre la entrada o que se instalen aparatos propios de un parque de atracciones, pero atenderemos cualquier iniciativa que sea compatible con el entorno".

La empresa también explotará el anfiteatro al aire libre, una de las construcciones más singulares del parque y que ha costado cerca de 1.000 millones de pesetas. El escenario, "que se podría habilitar hasta para partidos de baloncesto", según Población, está separado de] público por un telón formado por una cortina de agua. Tendrá cabida para 22.000 espectadores.

El nuevo parque de Madrid es, además, inteligente. Los ordenadores controlan hasta la altura que deben alcanzar los chorros de los surtidores en función de la fuerza del viento. El parque se abastece de la red del Canal de Isabel II aunque el agua de los canales y embalses se recicla constantemente. No obstante, el Ayuntamiento espera encontrar suministros alternativos. "Hemos excavado varios pozos para abastecernos y estamos proyectando traer agua depurada de Valdebebas, la misma que utilizaría el vecino campo de golf", comenta Población. Las obras de esta instalación, que cierra el parque por el norte y el oeste, aún no han comenzado.

Las 11 macroesculturas encargadas para el parque se han situado en lugares elegidos por los autores. Unas culminan las cinco colinas artificiales realizadas con formas de zigurat, de pirámide maya o de rampa de lanzamiento. Otras emergen de los embalses y una, del argentino Leopoldo Maler, se esconde dentro de una pirámide de césped. Las esculturas han costado más de 200 millones de pesetas.

El parque, que no se recorre en menos de cuatro horas, cuenta también con un invernadero para especies tropicales y subtropicales, con microclimas creados por ordenador; un laberinto de boj de 70 metros de diámetro, y el jardín de las Tres Culturas, con ambientes cristiano, árabe y judío. En total, se han plantado 13.000 árboles, 100.000 arbustos y 91.000 plantas de flor.

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