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Muchas gracias, Colo Colo

El Real Madrid goleó anoche a un grupo de amigos chilenos, que sorprendentemente ganaron este mismo año la Copa Libertadores de América. El equipo blanco se salvó esta vez con holgura de los correctivos del Milan (3-0 en 1988 y 3-1 en 1990). Al Colo Colo le faltaba su figura, el viejo conocido Pato Yáñez, que poco hubiera aportado a un conjunto plomizo, simplemente voluntarioso, pero nada brillante, negado en ataque y que pareció esperar resignado la puntilla del contragolpe madridista incluso cuando presionó ligeramente. Es decir, una perita en dulce, que casi seguro será bien distinta al Cádiz de la realidad de la Liga pasado mañana.Pero el fútbol también es deleite instantáneo y gracias al Colo Colo se pudieron ver goles espléndidos, especialmente el de Butragueño y el último de Alfonso. Y por el medio, aunque con vacíos, nuevamente un pedazo de jugador como Prosinecki, que se puede acreditar sólo con tres disparos, dos ajustados al poste y otro cerca del larguero cuando trató de sorprender al portero. La lástima, dentro de la exhibición también completa del croata en el pase, es que encontró demasiadas veces al serbio Villarroya. Lasa, recupérate pronto. Cuando Prosinecki, auténtico director de orquesta, combinó con Michel, en cambio, surgió un gol de la belleza del sexto. Pero es que hay que centrar como él. Al Madrid también le hacen falta trabajadores, pero no Guzmanes, sino Stielikes.

El 6-1 de anoche sólo sirvió para cicatrizar recientes heridas coruñesas, pero deja abierta la misma incógnita en el rendimiento general madridista. Cuando se presente la presión de los equipos españoles en la Liga las florituras y las goleadas no serán tan fáciles.

Tal vez esto le dará más, morbo al porvenir blanco. Por mucho que diga Antic, su sistema aún está en cuarentena. Hagi se justificó ayer con dos pases y 89 minutos de ausencia. Milla le dio más entidad al medio campo cuando salió por el semilesionado Luis Enrique, .que apenas se dejó notar. Butragueño trabajó mucho más anoche y encima tuvo el premio de un gran gol.

Pero ante un rival tan endeble todo son especulaciones. Las ocasiones sólo se crean con facilidad cuando además de la inspiración se suman las facilidades del contrario. El Madrid puede ser una lotería: o arrasa se hunde. Incluso falta por saber si sabrá fajarse ante situaciones difíciles, simplemente para ganar por una genialidad no cuando ya vaya goleando, sino para remontar un resultado producto de fallos defensivos como sucedió en La Coruña. Allí no pudo ni supo.

Con el miedo en el cuerpo, el Colo Colo, sin hacer honor al nombre que lleva, el del indio araucano sucesor de Caupolicán, tiró por primera vez a puerta en el minuto 4 1. Fue una falta a balón parado, que paró Buyo, muy seguro en todas sus intervenciones. Antes, apenas en dos o tres ocasiones, incluso con muy poca movilidad en ataque, anunció que podía haber dado sustos a la defensa blanca, como el Oporto o el Ajax. Pero, salvo en la jugada del penalti, fue un sopor y Rocha demostró que puede ser una buena solución de central.

Unicamente en los primeros minutos se produjeron dos momentos de descontrol defensivo madridista,que Martínez desperdició al disparar a las nubes. Fue un espejismo. Pudo parecer que la defensa volvía a hacer aguas como en el Teresa Herrera, pero los amigos chilenos volvieron a su juego especulativo, típico suramericano, pero de hace años, lento y con pocas variantes. Un campeón decepcionante.

Así, ante un rival sin personalidad, que por su indumentaria ya parecía el desgraciado Girondins de Burdeos -descendido en Francia por su bancarrota-, el partido no tuvo emoción alguna y sólo sentido único y quizá engañoso. Incluso con regalos arbitrales en los goles primero y cuarto. Fue un espectáculo con goles, agradable, divertido, pero sin peso específico alguno.

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