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"En términos de validez política no hay créditos

José María Aznar, político, de 38 años, es el sucesor de Manuel Fraga al frente del Partido Popular. Con ese peso y con la experiencia de haber sido presidente de Castilla y León viaja con su propio rumbo por la política española. Aquí habla de sus ambiciones y de las de sus competidores, que son varios y muy diversos en su propio partido, y de la propia imagen del que le pasó el testigo y rompió en público una carta de dimisión que don Manuel creyó innecesario guardar. A pesar de que ahora no es tiempo de pensar en ello, el castellano-leonés que viaja en el furgón de primera de la oposicón maquina su gobierno en la sombra, preparado para asaltar el Palacio de la Moncloa.

Un día, históricamente a la vuelta de la esquina, el señor Aznar, con los brazos cruzados, en jersel, solo, plantado en el andén de la estación de la Renfe de Valladolid, miraba al Infinito. Con la nariz aplastada en la luna de cristal de un vagón del Talgo, escrutando el ir y venir afanoso de los viajeros, se le antojó a uno aquella presencia súbita como una singular aparición. Acaecía esto en tiempo del Aznar presidente de la Junta de Castilla y León. Un servidor se abalanzó sobre el andén y Aznar echó a andar su peculiar sonrisa. Nuestra conversación, de conocidos por las cosas de la profesión, fue vertiginosa. Y explicó él: "Pues nada, que he venido a acompañar a mi hermana, que va para Madrid". Aquello, tan simple, tenía algo de entrañable, de bucólico sobre el asfalto de la tecnología de punta. Era el Aznar castellano, de 30 y pocos años, el político aventajado que le tiraba los tejos a la política nacional algo así como en mangas de camisa, y con tiento. "De Madrid no quiero saber nada. Para mí Valladolid es la política". "¡Este señor es otra cosa!", anotó uno en su agenda mental de la historia de la vida. Hoy, cuatro años pasados, esta conversación, a ritmo de tren de alta velocidad (TAV), está minutada por uno de sus colaboradores en la sede del PP en la calle Génova madrileña. Aznar es líder del PP y de la oposición. Aznar, de la mano del magnate Alberto Matutes, lució su veraneo en Ibiza al lado de su bella señora, y posteriormente estuvo en Castellón, y maquina su gobierno en la sombra, para dar el asalto a la Moncloa.

Pregunta. "Felipe González gobernará en gran parte de España con el apoyo de los comunistas", se dijo tras los últimos comicios autonómicos y municipales. ¿Lo entiende usted así cuando resulta que el comunismo, de hecho, es un fantasma del pasado?

Respuesta. Esa es la verdad al contemplar los acuerdos que ha llevado a cabo. Y lo cierto es que, a mi manera de ver, esa no es una compañía presentable en los tiempos que corren.

P. Luego, ¿existe aún el comunismo?

R. El comunismo ha perdido la batalla, pero los comunistas existen. Y Felipe González se apoya en una fuerza que es residual hoy en el mundo, lo que resulta un ejercicio bastante difícil cuando se pretende hacer una política de modemidad.

P. En vísperas de las últimas y recientes elecciones, todos pensaban: "Si el PP no progresa, Aznar baja a militante".

R. No, lo que se decía era que el PP subiría en votos y perdería en poder regional y municipal. Y resulta que tenemos más votos y más poder. Y hemos hecho un ejercicio de flexibilidad de pacto y de capacidad de pacto del partido. Otra cosa es que algunos hubiesen deseado eso que usted dice.

P. ¿Quizá uno de los mal pensados fue el señor Fraga?

R. No, todo lo contrario.

P. De todas maneras, se oye que ya está usted rodeado de caimanes preocupantes.

R. Tengo confianza plena en toda la dirección del partido.

P. ¿Incluso en Isabel Tocino?

R. Mantengo con ella una relación estrecha y no se plantea la más mínima cuestión con Isabel Tocino.

P. ¿Herrero de Miñón es un chulo inteligente o un jubilado que no ejerce?

R. Es un amigo inteligente, y como yo lo soy también, se impone el respeto.

P. ¿Qué ambiciona Hernández Mancha?

R. No lo sé; tiene derecho a ambicionar lo que quiera, pero da la sensación de que está muy concentrado en lo profesional, y le deseo muchos éxitos.

P. Castilla ha sido una tierra de ansias absolutas y de caudillos, peligrosos todos. ¿Acabó ya esa legislatura?

R. Creo que sí; ahora los liderazgos se ejercen de manera más racional. Esa etapa es el pasado, afortunadamente.

P. ¿Concibe a Miguel Delibes como consejero del Príncipe?

R. No. Hay que dejarle que haga y diga lo que quiera, es decir, no intentemos encauzar a Miguel Delibes.

P. ¿Cómo se explica aún el problema Estado-Iglesia en estos tiempos de desarrollo tangible?

R. Esa es una buena cuestión para González. La mayoría española es de religión católica y la Iglesia tiene una función que cumplir en la sociedad. ¿Y por qué no va a hacerlo si tiene derecho como los demás?

P. ¿Pero una cierta hipocresía por parte de la Iglesia no dificulta un poco esa función?

R. No lo sé, no estoy en la Iglesia.

P. ¿Prevé un futuro para el CDS y para IU?

R. Al CDS no lo preveo. IU no creo que sea un partido con capacidad de gobierno, aunque respeto los intentos de hacer un proyecto de izquierda nueva.

P. Su abuelo, el reputado periodista Manuel Aznar, ¿cómo hubiese denunciado el caso Guerra?

R. Dudo mucho que lo hubiese tratado.

P. ¿Qué opina de Foro, el nuevo partido de Eduardo Punset?

R. Probablemente buscará después nuevas ubicaciones. La soledad política es mala cosa.

P. Gil y Gil en televisión, ¿ha secuestrado el debate político?

R. No he visto sus programas, Hay un problema dé fondo referente a la mayor imaginación y autenticidad de los políticos. Pero el ejemplo que cita es anecdótico.

P. El alcalde de Burgos aparece ante gran parte de la opinión como su Juan Guerra. ¿Piensa reaccionar?

R. Me parece excesivo lo que dice. Se ha visto inmerso en un ataque brutal, y los ciudadanos le han dado su confianza. Es un gran gestor.

P. Mario Conde es gallego y manda en Banesto. ¿Adivina su madera política?

R. Me cuesta mucho opinar sobre eso. Yo le respetaría y él sabrá lo que tiene que hacer.

P. Si F. Miterrand le pide que hable de Francia, ¿qué diría?

R. A mí me preocupa la relación España-Francia. Tendrían que detener al señor Artapalo.

P. ¿Gorbachov es el final o el principio de un nuevo comunismo?

R. Seguro que es el final, pero el principio está por ver.

P. Tanto los políticos como los periodistas ¿cree que pueden seguir hablando de derecha, centro, izquierda, como si no hubiese ocurrido nada?

R. Yo empleo esos términos como punto de referencia de espacio político. Pero si el mundo es distinto desde hace dos años, ¿cómo no lo va a ser de 50 años a esta parte?

P. ¿Le confiaría algún cargo político, nacional o interna,cional a Adolfo Suárez?

R. ¿Por qué no?

P. ¿Sigue siendo válido para la política alguien que durante 20, 30 años ha creído en el comunismo con los ojos cerrados?

R. En términos de validez política no puede haber crédito.

P. ¿Sus visitas a Arzallus y a Pujol representan más que una foto?

R. Para hacerse fotos hay mujeres más agradables. Había una animadversión entre el PNV y el PP que ofrece esperanzas ahora.

P. ¿Tiene algo que decir de Alfonso Guerra?

R. Absolutamente nada.

P. ¿Qué diferencia existe entre los dos vinos de su región querida del Duero: el Vega Sicilia y el Pesquera?

R. Esos dos vinos hay que beberlos hasta para desayunar.

P. ¿Reza alguna vez?

R. Soy poco rezador.

P. Si desea decir algo más, puede hacerlo.

R. No, nada. Soy un disciplinado interrogado.

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