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"Ser ídolos del viento no está nada mal"

Los Dunkerbeck, campeones del mundo de windsurfing en la playa tinerfeña de El Médano

Vivir con una tabla a cuestas no es ninguna cruz para Bjorn y Britt Dunkerbeck, campeones del mundo de windsurfing, que esperan adquirir pronto la nacionalidad española. Residen en nuestro país desde hace 14 años y sólo tienen poco más de 20 de edad. Estos dos jóvenes hermanos, nacidos en Dinamarca, son en la actualidad auténticos símbolos de toda una generación que viste con bermudas y profesa una fe vitalista hacia la ecología y la vida sana, una generación que, además, ha hecho realidad el gran milagro de las últimas décadas: deslizarse de pie y sin trucos sobre el mar.Hoy todo el mundo admite que este invento, surgido en los años sesenta en California, se ha convertido en moda e imagen de un estilo de vida. El windsurfing o funboard es el nuevo filón en el que, incluso, invierten los promotores del llamado turismo de calidad.

Estos días, la bahía tinerfeña de El Médano les da todo lo que necesitan: viento y olas, y los hermanos Dunkerbeck se han erigido, entre más de 60 competidores internacionales, en ídolos inevitables de sus coetáneos playeros. Los más pequeños les piden autógrafos y grupos de amigos se fotografían a su lado, mientras todos los windsurfistas que participan aquí en el campeonato del mundo cubren la playa como una tela de araña.

"Nuestros padres nos trajeron de Dinamarca a vivir a Gran Canaria porque les enamoró la fuerza constante de estos vientos". Bjorn es desde 1988 el nuevo mito del windsurfing, tras suceder al patriarca de esta modalidad deportiva, el norteamericano Robby Naish.

Bjorn practica todos los días desde los nueve años. Tiene 22 y mide 1,91 metros. La vida profesional del windsurfista es corta; se suele retirar a los 25 o a los 28 años. Ésta es su profesión. Le pagan las marcas patrocinadoras y puede ganar al año tanto como un tenista de élite. Participa siempre como español, pero ninguna de este país le respalda, ni siquiera le consta que tenga ficha federativa.

"Navegamos a todas horas, mientras el viento dura, y es una adicción maravillosa, porque después echas de menos el mar", comenta Britt, un año menor que su hermano. Entrena junto a Bjorn en las playas del sur de Gran Canaria; acaba de reaparecer en la competición tras lesionarse en el tobillo izquierdo, uno de los puntos débiles de estos deportistas. En su casa de San Agustín (Gran Canaria) ambos se consideran dos privilegiados, porque, en su opinión, Canarias posee mejores vientos que Hawai. "El Médano es, sin duda, una de las 10 mejores playas del mundo para este deporte", comentan.

Les rodea una natural aureola de nuevos ídolos del viento, capaces de vivir como seres puros en una sociedad adulterada. "Ser ídolos del viento no está nada mal", afirman. "Vivimos libres y nos divertimos como nifios jugando sobre una tabla de tres metros". Bjorn tiene sus propios diseños de tablas y velas, que, tras ser utilizadas por él con éxito, suelen ser comercializadas con su nombre.

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