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Bajo mínimos

Si en verano hay escasa actividad en la Bolsa, en pleno agosto hay menos aún, y el día 15, consagrado a las vírgenes, con el posterior puente, puede marcar el punto más bajo de una curva descendente. La sesión de ayer significó una leve subida en el índice general, pero tomando como base unos niveles de contratación tan ínfimos que es casi insignificante.

Cuando hay tan poco movimiento de títulos los aumentos o bajones en las cotizaciones son escasamente significativos, y responden más al azar que al férreo destino que rige la valoración de una sociedad. Esta calma inesperada, sin embargo, podría ser interesante para que los operadores analicen con calma los balances de cada sociedad y preparen las decisiones que deban tomar a partir de septiembre, con la reactivación del mercado. La calma puede ser buena consejera, y el adecuado análisis de las memorias de cada empresa arroja muchas luces sobre su situación. Las interesantes perspectivas que el verano ofrece a los inversores permanecen, sin embargo, inexploradas en su mayor parte. Los operadores dormitan en sus despachos, o disfrutan de sus vacaciones en los cuarteles de verano, a la espera de la febril actividad que se reemprenderá dentro de sólo dos semanas.

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