Un remedio contra el mal de las alturas
Aseguran quienes lo practican que tanto el ala delta como el parapente son dos eficaces remedios contra el mal de las alturas. Si Hitchcock levantara la cabeza, accedería a curar el vértigo de sus héroes atravesando una loma sin rozarla con los pies. "Es mucho más inocente que asomarse a una terraza de 14 pisos", cuenta Julia, la voz que disipa dudas en la Escuela Oficial de Parapente y Ala Delta, un centro montado hace 20 años.Aunque la frase tenga cierto tono de promoción, volar en parapente o ala delta es mucho más sencillo de lo que parece, pero ambas modalidades son distintas. La proporción entre la dificultad y la capacidad de apasionamiento que provoca cada uno de los aparatos suele ser directamente proporcional, de ahí que el ala delta tenga una legión de adeptos mayor que el parapente. Este último se deja manejar en cuatro días y una vez concluido el aterrizaje, se pliega y se guarda sin más en la mochila. El alta delta es, "sencillamente más apasionante. ¿Por qué? Porque pueden permanecer mucho más tiempo en el aire y alcanzar más velocidad. Y esto, en definitiva, es lo que engancha".
Dicen que volar aumenta la capacidad de autoestima del ser humano. Así, el aire de la Muela, en la provincia de Guadalajara, está plagadito de egos reforzados que se buscan a sí mismo y se encuentran en el cielo vivitos y coleando. Concretamente son unos 10 o 12 alumnos por curso que, una vez superada la barrera de los iniciados, consiguen juntar entre 100.000 y 400.000 pesetas, para comprar sus disfraces de Icaro o Superman, en los mercados de segunda mano. Bastarán para empezar pequeñas alturas, 15 o 20 metros, y aumentar gradualmente la distancia. Hasta el momento, quien lo prueba repite, y suelen ser los chicos los que más se apasionan. También es normal que sea el parapente la variedad más escogida por alumnos con edades comprendidas entre les 20 y 25 años, gente que trabaja y que puede pagar las 25.000 pesetas de un primer curso de cuatro días.
Escuela Oficial de Parapente. Calle de Hortaleza, 51.
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