El primer ministro japonés,
Toshiki Kaifu, primer líder de un gran país industrializado que visita China desde la matanza de Tiananmen, en junio de 1989, pidió ayer en Pekín a las autoridades chinas que respeten los derechos humanos, aunque utilizó un lenguaje vago y suave para evitar ofender a sus anfitriones.-
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