El tren más peligroso

Una tarde de 1949, cuando tenía seis años, el pequeño Bobby se puso a jugar distraídamente entre las vías de la Compañía de Ferrocarriles del Suroeste pocos segundos antes de que el tren Argonauta pasara a toda velocidad entre los ranchos de Mobile, en los desolados parajes de Arizona. El grito estentóreo de su madre salvó al niño en el último instante.Ahora, a los 48 años, Robert J. Fischer vive encerrado en un mundo del que parece ser su único habitante. Si alguien no grita lo suficiente para sacarlo de su enclaustramiento, el tren de la edad convertirá para siempre en un mito a quien protagonizo un significativo capítulo de la guerra fría.

En los días de su enfrentamiento con Bor1s Spasski ir por el título mundial, aquel duelo se traslado al tablero político. El entonces presidente norteamericano Richard Nixon le felicitó personalmente; los funcionarios del premier soviético Leonid Bréznev castigaron con dureza a Taimanov y a Spasski por sus derrotas contra "un mozalbete norteamericano", un tal Bobby Fischer que hoy rumia su nostalgia en algún lugar de Los Ángeles.