Magnolias de acero
Son las auténticas chicas de oro, unas cuantas (pocas) mujeres que han alcanzado en la industria televisiva el raro privilegio de pertenecer a esa élite que puede poner en práctica sus ideas con relativa libertad y que tiene estabilidad financiera asegurada en una industria que es a todas luces una reserva masculina.Steel Magnolia la llaman a Linda Bloodworth-Thomason, la creadora de Chicas con clase y uno de los pocos productores que ha firmado un contrato multimillonario -45 millones de dólares para crear cinco programas en los próximos ocho años- en estos tiempos de recesión. Una sola nube empaña su fulgurante carrera profesional: la guerra interna sostenida durante cinco anos con una de las protagonistas de la serie y antigua amiga, Delta Burke.
De más lejos le viene la fortuna a Marey Carsey. Ya en 1989 ascendía a 250 millones de dólares, a cuenta del éxito de sus programas: El show de Bill Cosby, Un mundo diferente y Roseanne.
Otra poderosa mujer es Mary Tyler Moore, cuya compañía, la MTM, es punto de encuentro de los más brillantes autores de comedia y factoría de La chica de la tele, Phyllis, Canción triste de Hill Street y Hospital. Y qué decir de Susan Harris, la autora de Enredo, Benson y Las chicas de oro, o de Diane English y su buque insignia Murphy Brown.
Aunque ninguna de las anteriores ha alcanzado el poder de Bárbara Corday, creadora, con Bárbara Avedon, de Cagney y Lacey, y cuya carrera la ha llevado hasta la presidencia de la Columbia Pictures Television. Corday siempre ha explicado que su ascenso ayudará a otras mujeres.
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