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El PCE prepara el congreso que decidirá si continua o rompe con la tradición comunista

Anabel Díez

La dirección del Partido Comunista de España (PCE) vive sus primeros enfrentamientos al comenzar los trabajos preparatorios del 13º congreso, que se celebrará en diciembre, entre quienes desean mantener "la tradición comunista" en sus postulados teóricos y quienes abogan por elaborar una teoría "de la izquierda". También en el terreno organizativo existen diferencias, ya que, mientras los primeros aspiran a ejercer una cierta vigilancia sobre Izquierda Un¡da, otros pretenden ser un grupo más dentro de esa organización. No obstante, todos coinciden en destacar el consenso en tres puntos: la apuesta por IU, el deseo de que este congreso no afecte a la coalición y el liderazgo, en el PCE de Anguita.

El comité central del PCE, convocado para el próximo sábado 27 de julio, debatirá un documento elaborado por el secretariado de ese partido llamado Manifiesto del PCE para la Izquierda. Este título en sí mismo fue objeto de una larga discusión, aunque al final se logró efectuar la síntesis entre quienes sólo querían mencionar al Partido Comunista de España y los que abogaban por un título dirigido a la izquierda en su sentido más amplio.Aunque los interlocutores consultados no demuestran agresividad alguna al manifestar los puntos de enfrentamiento -ya que no quieren repetir las luchas internas del pasado, que llevaron al PCE al desastre electoral-, reconocen que hay dos posiciones dentro del secretariado. Una, caracterizada por la defensa de la tradición comunista y otra, la de quienes abogan por un discurso dirigido a la izquierda.

En principio, han triunfado los primeros, mientras que los segundos estiman que el manifiesto elaborado podría ser considerado "moderno hace cinco años", pero no ahora después de los acontecimientos ocurridos en los regímenes marxistas.

Mayoritarios

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Entre los primeros y mayoritarios se encuentra Francisco Frutos, Manuel Monedero, Ángel Pérez y Luis Cabo, mientras que las posiciones más ligeras las defienden Francisco Valero y Juan Berga, que presentarán enmiendas en ese comité central al texto aprobado.

El secretario general del PCE, Julio Anguita, todavía no se ha pronunciado, y esperará a la reunión del comité central para ver las posiciones de los dirigentes de su partido. Entre las objeciones que se hacen al documento, según los interlocutores no convencidos, figura cierta "resistencia a abandonar la tradición comunista en vez de sustituirla por una identidad de la izquierda, y los demasiados peros que se ponen a la democracia y a los acontecimientos en los países del Este", según señaló un miembro del secretariado.

En la introducción del documento se dice: "Ante los graves problemas irresueltos, las contradicciones abiertas y el abismo que se adivina detrás de la universalización del capitalismo imperialista, permite concluir que no es éste el momento para dejar a un lado, como a un perro muerto, la vieja tradición de los que lucharon por la emancipación del género humano, la tradición socialista y comunista". "La persistencia del viejo mal de la desigualdad social da nueva actualidad al ideario comunista y al comunismo como horizonte", se añade en el citado documento.

Este párrafo es consecuencia de una descripción que hacen los autores del mundo actual, y que se inicia con la pregunta de cómo se puede conciliar el hecho de aceptar la ideología del "triunfo moral" del sistema capitalista en una época en la que se reproducen las guerras del opio, en una época, también, en la que se alcanzan niveles escalofriantes en la economía de la droga y cuando se aceptan las altísimas tasas de desempleo.

En otro párrafo señalan los autores que "países poscapitalistas que se alzaron contra el imperialismo y movimientos de liberación que luchan hoy contra los déspotas que han sido aupados por el imperio, en Asia, África y América, han perdido en estos momentos el apoyo que encontraron en la Unión Soviética en tiempos pasados". Según este manifiesto, "las añoranzas de minorías privilegiadas y poderosas, y el transformismo de no pocos dirigentes han convertido la inicial perestroika en un proceso actualmente confuso que suscita tantas preocupaciones como entusiasmos suscitó en un principio".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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