González quiere conocer los pasos que se den para financiar la deuda del PSOE
El secretario general del PSOE, Felipe González, quiere seguir muy de cerca el plan de saneamiento de las finanzas del partido, para lo que ha pedido al secretario de Organización, Txiki Benegas, y al nuevo responsable de Finanzas, Francisco Fernández Marugán, que le tengan informado de los pasos que se van a dar para financiar la deuda interna, que asciende a unos 6.000 millones de pesetas.
Miembros de la dirección del PSOE reconocen que el secretario general mostró anteayer, en la reunión de dirigentes en la Moncloa, gran preocupación por este asunto, y pidió que se suprimiera, si es que existía, cualquier método de financiación que no fuera el regular.
A decir de distintos secretarios regionales consultados ayer, González va a ser "secretario general por primera vez" ya que durante muchos años las cuestiones de partido habían recaído en Alfonso Guerra. Según estos interlocutores, no cabe duda de que González está interesado en vivir de cerca los problemas del partido, entre ellos el de la deuda, así como en intervenir en la vida cotidiana de la organización.
Parte de la deuda, cifrada por la propia ejecutiva en unos 6.000 millones, corresponde a los gastos del referéndum de la OTAN, en el que el PSOE hizo un espectacular despliegue propagandístico que no tuvo réplica financiera por parte del Estado, ya que el resarcimiento económico a los partidos sólo está previsto para campañas electorales en función de los votos y la representación obtenida.
Reuniones periódicas
El secretario general mantendrá reuniones periódicas con Txiki Benegas y con Francisco Fernández Marugán para conocer las medidas que se van a tomar para hacer frente a esta deuda. Las fuentes informantes precisan que González ha estado durante años ajeno a las finanzas del partido, aunque siempre había recomendado que bajo ningún concepto se usaran métodos extraños.Según un asistente a la reunión de anteayer en La Moncloa, González se refirió a este asunto instando tajantemente a la supresión de cualquier método inconfesable para la financiación del partido, al tiempo que hacía una llamada a la austeridad.
El secretario general, según estos interlocutores, mostró también su preocupación por la polémica entre socialistas abierta a la opinión pública. Por todo ello, pidió "que se evitaran los debates en la prensa" y que la libertad de expresión fuera absoluta siempre en el marco interno del partido.
Aunque en dicha reunión no se concretó la forma de "establecer cauces institucionales que faciliten el diálogo", según expresión de Felipe González, se da por seguro que la pretensión es la de ofrecer posibilidades de expresión y de intervención a algunos notables que no figuran en los órganos de dirección del partido.
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