Pierre Cardin

C. GALLACH (EFE) El modista francés Pierre Cardin cosechó el domingo un extraordinario triunfo con un singular desfile que convirtió la plaza Roja moscovita en una improvisada pasarela de la moda, que dio, durante unas horas, un ambiente desconocido al corazón de la capital soviética. Cuarenta y cinco chicas y 17 chicos, la mayoría no profesionales y escogidos entre los participantes de un concurso en la Casa de la Moda de Moscú, mostraron varios cientos de creaciones de este año del modista, ante un público que no daba crédito a lo que veía.

Al pie de los muros del Kremlin, y junto a la catedral de San Basillo, en el mismo punto de la plaza Roja donde aterrizó el joven alemán Mathias Rust, se congregaron unos 15.000 moscovitas, según la Policía Municipal, junto a un improvisado estrado, para ver el acontecimiento. Media docena de grandes globos aerostáticos, decenas de potentes focos y un acompañamiento musical contribuían a crear una ambientación desconocida en la habitualmente sobria Moscú.

Cardin, que con esta peculiar actividad quería celebrar su 40º aniversario en el mundo de la moda, sacó creaciones de todo tipo, desde una serie de bañadores al estilo años veinte hasta varios modelos de novia, pasando por trajes de tarde y elegantes conjuntos de noche. El modista francés, que se ha declarado un "amante del pueblo ruso", escogió él mismo el pasado sábado a los jóvenes que iban a lucir sus creaciones.

Después de una segunda selección el sábado, que sólo superaron los mejores, los modelos hicieron unas breves prácticas de pasarela durante la tarde del domingo, y a las diez de la noche, hora local, comenzaron a desfilar durante 45 minutos. Cada uno de ellos recibió 500 rublos (800 dólares al cambio oficial), aunque según una joven de Kazan, rechazada por Cardin "por ser demasiado alta", ninguno de ellos "desfiló para el creador por dinero".

Los improvisados modelos aprendieron rápidamente a pesar de la brevedad de la preparación y en todo momento se desenvolvieron bien en la pasarela. Un joven policía aseguró que nunca había visto "tantas bellezas" juntas, mientras que una moscovita dijo estar muy satisfecha por haber podido ver en realidad lo que sólo había visto en televisión.

El modista, que acabó rodeado de admiradoras que le pedían autógrafos, se dirigió al final a los espectadores para manifestar, entre aplausos, que el peculiar espectáculo era un regalo para la paz del mundo.

Cardin, que llevó a Moscú a su modelo favorita, la francesa de origen chino Shikai, también hizo referencia a la Fiesta de la Juventud, que el domingo se celebró en la URSS, y afirmó que los chicos y chicas que le rodeaban eran la mejor representación de la juventud soviética.