Secesión georgiana
LA ELECCIÓN, el pasado domingo, del nacionalista Zviat Gamsajurdia como presidente de la República de Georgia por una mayoría aplastante, constituye un hecho de gran importancia para el futuro de la URSS. Esta elección -que confirma el triunfo obtenido por la causa independentista en el referéndum celebrado el 31 de marzo pasado- demuestra de manera inequívoca la voluntad de los georgianos de crear una república soberana e independiente. Por otra parte, Gamsajurdia es, en el ámbito soviético, el primer presidente de una república elegido directamente. Ahora dispondrá de amplios poderes ejecutivos en virtud de la reforma constitucional votada por el Sóviet Supremo de Georgia. La elección directa presidencial se amplía a otras repúblicas: el 12 de junio, el pueblo ruso escogerá su presidente en una consulta en la que son candidatos, al lado del favorito de los sondeos, Borís Yeltsin, otras personalidades conocidas.La elección de Gamsajurdia refleja el terremoto político que ha cambiado radicalmente la correlación de fuerzas en Georgia. El partido comunista -que ha gobernado siete décadas sin interrupción- ha sido casi borrado, con sólo el 1,5% de los votos. El nuevo presidente goza de gran prestigio personal a causa de la persecución que sufrió en la etapa de dominación comunista. Pero además, los electores se han pronunciado a favor del nacionalismo exacerbado que él representa. Un nacionalismo que, mientras reclama la independencia de Moscú, tiende a negar los derechos de otras nacionalidades (Abjasia, Osetia del Sur) cuyos territorios están incluidos en Georgia. En el caso de los osetos, su autonomía ha sido anulada por Gamsajurdia, y ello ha provocado choques armados con un elevado número de muertos.
En todo caso, la afirmación por Georgia -en tres votaciones no muy alejadas una de otra- de su voluntad de separarse de la URSS obliga a considerar de manera nueva las futuras relaciones internacionales de esa república. Por otra parte, no es un caso único: otras cinco repúblicas (Armenla, Estonia, Letonia, Lituania y Moldavia) se han negado a participar en el nuevo tratado de "unión de repúblicas soberanas", que Gorbachov, Yeltsin y otros dirigentes preparan actualmente en Moscú. Es más, ante esas negativas, la posición de principio que ha sido adoptada consiste en facilitar una secesión legal y de mutuo consenso. Si se plasmase en los hechos esta posición teórica, estaríamos ante la posibilidad de un fenómeno con escasos precedentes en la historia: la separación concertada de unas repúblicas que dejarían de pertenecer al Estado del que han sido parte durante largas épocas. Georgia -la más grande de la seis repúblicas del no- podría ser la primera en vivir tal experiencia. Un factor positivo para ello es el hecho de que tenga ya un presidente elegido con un respaldo popular amplísimo. Sin embargo, el conflicto de Osetia del Sur y las tendencias extremistas de Gamsajurdia son, en cambio, factores negativos para la nueva etapa de negociaciones con Moscú que debería abrirse ahora.
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