Real Madrid
Es discutible que el PSOE pueda morir de éxito, como temió Felipe González, ya saben a quién me refiero, ese cowboy del Guadalquivir, pero es posible que el Real Madrid muera de éxito. Día de elecciones. Las contemplo en compañía de un joven actor madrileño que debería ya apellidarse Mañas, como su padre, pero se apellida Achero, como le llamaba su hermano pequeño. Achero quizá no sería madridista en Madrid, pero lo es en Barcelona y en mi casa, e intercambiamos inquietudes sobre si gana Mendoza o Ussía. Yo hacia Ussía siento la complejidad corporativa del escritor, aunque él sea monárquico y convencionalmente de derechas. Quizá lo que más me gusta de Ussía es lo bien que imita a los entrenadores de fútbol y lo que menos me gusta es lo que piensa sobre la guerra del Golfo. Pero nadie es perfecto.Mendoza me parece un Julien Sorel a la española, uno de esos triunfadores que quizá conserven escrúpulos, pero pequeños. Los barcelonistas fundamentalistas están divididos entre los partidarios de Mendoza y los de Ussía, entre los que piensan que el peor presidente para el Real Madrid puede ser Ussía y los que piensan que el peor puede ser Mendoza. Trato de explicárselo a Achero. A mí, en cambio, me molesta que el Madrid esté en horas bajas porque eso minimiza el éxito del Barça. A mí me encantaban los interiores del Real Madrid porque siempre hacían pases en profundidad, la única profundidad permitida en España en los tiempos de Velázquez, Aranguren y Sacristán. Velázquez no era el de Las meninas, era el interior izquierda del Real Madrid. No creo que el joven actor Achero entienda mi aireplay, pero en fútbol el prejuicio es mucho más inocente que en política. Por ejemplo, Achero es del Atlético de Madrid, pero como está en mi casa es del Real Madrid. ¡Joder con la nueva generación! Son como nosotros.
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