Reflexión
Cuando de jóvenes leíamos por primera vez la Iliada nos sorprendía la crueldad con que Aquiles remataba a los vencidos cuando éstos le pedían clemencia; hoy vemos que es el comportamiento normal de los vencedores.No hace falta ser pacifista, ni anti imperialista, ni ningún otro ista para darse cuenta de que esta guerra, y sobre todo su terrible desenlace, era evitable. Quisiera decir dos palabras acerca del plan de Gorbachov: en él no se ponían condiciones para la retirada (como dijo Bush), sino que se especificaban las condiciones concretas en que se realizaría la retirada (momento de empezar, duración, etcétera). Dos cosas bien diferentes.
Hemos visto cómo EE UU no ha admitido la palabra del Comité Revolucionario de Irak, cómo despreció la mediación de Irán, cómo se ha indignado de que un premio Nobel de la Paz quiera poner su granito de arena para parar la guerra; es decir, no le han dado al presidente iraquí la posibilidad de una rendición digna.
Desde el principio, esta guerra ha tenido el aspecto horrible de que se destruía a un pueblo que no sabía o no podía defenderse: ahora vemos que se concluirá con esa política buscando su solución final (pérdida de vidas humanas, catástrofes ecológicas, humillación de los árabes, anulación de toda capacidad defensiva y no sólo ofensiva de ese país, y quién sabe cuántas desgracias más).
No pretendo hacer literatura sobre la guerra, sino expresar simplemente mi solidaridad con el doliente pueblo iraquí (no con su presidente suicida), mi repulsa de la guerra como sistema para ahorrar tiempo en la resolución de conflictos y mi disgusto por la arrogancia de los vencedores que han querido apurar su victoria.
También quiero manifestar cierto alivio porque nuestro presidente haya tenido al menos la decencia de no enviar soldados españoles a participar directamente en la ceremonia cruel que se representa actualmente en el Golfo.-
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