La directiva del Athletic se da 15 días de plazo para decidir el futuro de Clemente
La derrota frente al Sporting, que sitúa al Athletic con cuatro negativos -algo que no sucedía desde 1980- y a dos puntos de los puestos de promoción, ha sumido al equipo rojiblanco en un mar de dudas. El presidente del Athletic, José Julián Lertxundi, ha debido reafirmar por segunda vez su confianza en Javier Clemente, a quien sigue considerando "el hombre más capacitado para dirigir al Athletic", pero no oculta que la situación resultaría insostenible si su equipo fracasa mañana en Oviedo, el domingo en el Vicente Calderón y sucumbe después ante el todopoderoso Barcelona en San Mamés. "Entonces -con seis teóricos negativos- sería el momento de arbitrar una solución drástica".
Clemente, aunque Lertxundi niegue cualquier anuncio de ultimátum, sabe cuál es el plazo marcado para su inmediato futuro. Quizá por ello sus últimas manifestaciones y algunas de sus decisiones resultan un tanto' contradictorias y revelen un cierto grado de desesperación. A pesar de que los tres últimos encuentros se cuentan por derrotas, el técnico asegura que el Athletic está jugando bien, "rozando la perfección, incluso", sgún afirmó el domingo al término del encuentro frente al Sporting (1-2).Sin embargo, cada fracaso en el marcador ha incrementado después la dialéctica beligerante del técnico contra sus jugadores, especialmente contra los mejor dotados técnicamente, a los que llegó a denominar de forma genérica y despectivamente "tecniquillos" y "mingafrías".
A pesar de "estar jugando bien", las entradas y salidas en las alineaciones convierten el once inicial en el camarote de los hermanos Marx, del que sólo escapan el guardameta suplente, Lobato, y el fichaje Iturrino, con plaza fija en el banquillo o en la grada. Frente al Sporting, Clemente incluyó en su alineación a Gallego, un jugador con el cartel de transferible a principio de temporada y que no jugaba como titular desde el 16 de septiembre frente a Osasuna, relegando al banquillo al joven y prometedor Escurza y dejando en casa a Urrutia, en quien ha depositado en otras ocasiones la ingeniería del fútbol rojiblanco.
Estas circunstancias ya le valieron un velado toque de atención por parte del presidente Lertxundi cuando le recordó públicamente que una de las razones del fracaso anterior de Howard Kendal fue su incapacidad para dar con el equipo y el esquema ideales durante su periplo rojiblanco. Clemente, con menos tiempo que el entrenador británico, tampoco ha resuelto el crucigrama ahora complicado con los reultados adversos y la inquietante posición en la tabla.
Crisis histórica
La situación se muestra doblemente preocupante si se tiene en cuenta que el Athletic no se encontraban en una situación semejante desde la temporada 1980-81, después de una derrota encajada en San Marriés ante el Las Palmas (1-3) en noviembre. Los rojiblancos, entrenados por Iñaki Sáez, acabaron dicho campeonato en novena posición. Posteriormente, en la Liga 1986-87, bajo la dirección de José Ángel Iríbar, el equipo ocupó la decimotercera plaza tras ocupar el play off de descenso, pero no llegó a sumar más de tres negativos.
En este tiempo, el nuevo presidente rojiblanco ha pretendido ofrecer una imagen de armonía y de unión antes que proceder a adoptar medidas drásticas. En tales condic:iones ha llegado a asegurar que Clemente cumplirá su contrato pase lo que pase.
Sin embargo, bajo tal rotundidad ha dejado una puerta abierta a la actuación del público como único y definitivo juez de esa particular contienda. Clemente ha apelado durante la pasada semana al espíritu tradicional del público de San Mamés para que apoye a sus jugadores "que pueden hacerlo bien o mal, pero están dejándose la piel en cada partido".
Mañana en Oviedo y el domingo en Madrid debe el Athletic rebajar su cuenta negativa para afrontar el 10 de marzo el encuentro frente al Barcelona en San Mamés con calma. De incrementarse el número de negativos en esa fecha el futuro de Clemente habrá tocado a su fin en su segunda etapa rojiblanca.
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