Alfonso ha vuelto a casa
"El vice", según sus compañeros, está muy relajado, y su regreso al partido ha contribuido a desdramatizar su dimisión
Dicen que Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE, ha vuelto a casa. Los suyos aseguran que, personalmente, ha ganado con el cambio, y que es mucho más confortable el cambio en el tratamiento: de señor vicepresidente a compañero, aunque entre las gentes de Ferraz, sede del PSOE en Madrid, se habla de él como de "el vice". Guerra se muestra muy relajado en su nuevo trabajo, lo que está contribuyendo. a medida que pasan los días, a que se mitigue el dramatismo con que se vivió en el PSOE su dimisión en el Gobierno.
Lo que hay ahora es expectación sobre la función que desempeña rá, que ponen en relación con la incógnita sobre si el secretario de organización, Txiki Benegas, pasará o no al nuevo Gabinete. De momento no será posible ver a Alfonso Guerra en un acto público, y sus colaboradores afirman que "no hará calle" por lo menos hasta el mes de marzo.Los testimonios de las perso nas que rodean a Alfonso Guerra son apasionadamente favorables hacia su jefe. No es de extrañar la afirmación de que "Alfonso está en casa", dado que el ambiente de Ferraz es de entrega total, ya que aquí no se puede hablar de guerristas como oposición a otro sector, simplemente porque todos son del mismo palo. Es ocioso hablar sobre el apoyo que reciba Guerra en el partido en comparación, aquí sí con las relaciones que se habían establecido en el ámbito del Gobierno, donde sí había claros adversarios.
Guerra empieza la jornada a las nueve de la mañana, cuando llega a Ferraz y se dirige a la cuarta planta, donde desde siempre ha existido el área de vicesecretaría general, formada por cuatro despachos. Guerra se ha trasladado con su equipo de siempre: tres secretarias y su estrecho colaborador Rafael Delgado. El vicesecretarlo comparte planta con la responsable de relaciones internacionales, Elena Flores, y con el titular de organización, Txiki Benegas.
En torno a las 14.30, el vicesecretario abandona el despacho para almorzar, y retornará a las cuatro y media o cinco de la tarde, aunque funcionarios de la casa aseguran que casi todas las tardes las pasa en Gobelas, nombre que recibe el edificio situado a las afueras de Madrid donde el PSOE establece su cuartel general en tiempos electorales.
El número dos ya no tiene a los asesores en todas las materias que tenía en La Moncloa, lo que no implica que esté ayuno de información, ya que para eso están todos los secretarios ejecutivos y de área, que suplen esa función.
"La presencia de Alfonso supone haber puesto un motor turbo al partido", señala un miembro de la ejecutiva, seguro de que todas las áreas se potenciarán, ya que "Alfonso no hace sino instar al trabajo". Ningún miembro de la ejecutiva ha sido informado de las tareas concretas que tendrá el vicesecretario, aunque dan por sentado que no estará en el día a día, es decir, en el conflicto de turno de tal o cual agrupación. Las próximas elecciones municipales y autonómicas y la continuación de los trabajos teóricos sobre el futuro del socialismo son las tareas que más se citan. Miembros de la ejecutiva reconocen que sus primeras visitas al despacho de Guerra iban rodeadas de cierto dramatismo, consternados como estaban por el hecho de que "Felipe González le hubiera aceptado la dimisión". Esta atmósfera un tanto de pésame la ha ido disipando el propio Guerra con su actitud positiva.
Ninguno de los conocidos guerristas le ha preguntado qué ha pasado entre él y el secretario general. "Sabemos que no podemos preguntar por eso, ya que en lo que haya ocurrido no sólo hay un componente político, sino también personal"; de ahí que se deduzca que lo que hayan hablado de presente y de futuro quedará entre los dos", afirma un miembro de la ejecutiva. "Humanamente se le ve muy bien"... "Parece liberado después de un año de sufrimiento"... "Es imposible pensar que haya roto con Felipe cuando se le ve tan tranquilo"... "Su hija Alma vino el otro día a visitarle". Estos son algunos de los comentarios que expresan trabajadores de Ferraz, indicadores de que la estancia de Guerra en su partido le resultará sumamente plancentera.
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