Las polémicas cuotas obligatorias

El poder de las cámaras de comercio y su importante capacidad de prestación de servicios a las empresas radica en las cuotas obligatorias que pagan las 2,7 millones de empresas españolas.La obligatoriedad de estas cuotas, muy discutida por algunos empresarios, es un peligro permanente que planea sobre el futuro de las cámaras. Su eliminación podría poner en evidente peligro su supervivencia. El precedente más claro hay que buscarlo en la reciente supresión de las cuotas obligatorias a las cámaras de la propiedad.

El Ministerio de Economía dio hace dos anos un primer susto a las cámaras de comercio al recortar en medio punto las cotizaciones obligatorias de los afiliados. Se trata de una medida de corte liberal que sorprendió en algunos sectores al provenir de un gobierno socialista.

Tras este recorte -donde para algunos tuvo mucho que ver la presión de la patronal CEOE- las empresas deben aportar a las cámaras el equivalente al 1,5% de la cuota que pagan por impuesto de sociedades y el 2% de lo que pagan por licencia fiscal. En la práctica esto se traduce en que nadie paga lo mismo y s alguien paga más es porque gana más. Dos años después de este recorte no se esperar acciones similares, pero lo cierto es que el temor a la desaparición de las cuotas sigue presente.

Los defensores de la afiliación voluntaria ponen como ejemplo el modelo de cámara de comercio británico basada en la libertad de afiliación Este modelo ha sido seguido en otros países de influencia sajona como Dinamarca, Irlanda, Portugal e incluso por Bélgica. Muy distintos son lo casos francés, alemán e italiano basados, como el español en cuotas empresariales obligatorias.

Las cámaras son entidades de derecho público. La secretaría de Estado de Comercio ejerce sobre ellas una clara tutela e incluso algunos de su principales directivos proceden de este departamento.