El secretario de la Conferencia Episcopal dice que la guerra es injusta

El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Agustín García-Gascó, afirmó ayer en una conferencia de prensa que la guerra del golfo Pérsico "no es una guerra justa". La Conferencia Episcopal, según precisó su secretario, ha decidido no hacer un documento específico sobre la guerra y se ha remitido a otro, aprobado en la reunión que su comisión permanente celebró en febrero de 1986, que lleva por título Constructores de la paz, y cuya elaboración duró tres años.

García-Gascó justificó así la decisión de no hacer público ningún texto sobre el conflicto del Golfo: "La Conferencia Episcopal no ha elaborado un documento sobre esta guerra porque consideramos que repetiríamos conceptos de Constructores de la paz y, sobre todo, porque se olvidaría este gran documento".Otra de las razones esgrimidas por el secretario general fue que cada obispo, en su diócesis, "ha asumido esta responsabilidad y ninguno ha permanecido en silencio; todos han hablado y han pedido oraciones y reflexionado sobre esta guerra". Recordó además las palabras del Papa, llamando al diálogo de las partes implicadas en el conflicto, y su petición de que la paz sólo puede llegar mediante un "consenso internacional".

"Atropello"

"La guerra", dijo García-Gascó, "es un atropello contra los derechos humanos e incompatible con el Evangelio". Agregó que el conflicto del Golfo "no es una guerra justa" y puso en duda de que en las conversaciones previas entre las partes implicadas "se hayan agotado todas las razones'5 para conseguir la paz.

A la pregunta de por qué los partidos confesionales de Europa han apoyado mayoritariamente el comienzo de las hostilidades, García-Gascó se limitó a señalar: "No tengo datos sobre este hecho.

Respecto al caso de los dos marineros que han desertado para no ir al Golfo, García-Gascó manifestó que la objeción de conciencia les legítima", aunque en este caso concreto no quiso pronunciarse: "No tenemos datos suficientes para analizarlo".

El secretario de la Conferencia Episcopal Española citó en otro momento el punto 56 del documento Constructores de la Paz, donde se afirma que "la guerra nuclear, bacteriológica o química, con su capacidad de destrucción ilimitada, es absolutamente injustificable" y que "cualquier guerra de agresión es igualmente injustificable".

Respecto a la objeción de conciencia, el documento señala textualmente que "debe inspirarse en el deseo de colaborar activamente en la construcción de una sociedad pacífica, sin rehuir el esfuerzo y los sacrificios necesarios para contribuir positivamente al desarrollo del bien común y el servicio a los demás".