Los 'verdes' alemanes recuperan en las elecciones de Hesse parte del voto perdido
Los verdes alemanes demostraron el domingo que, pese a haber sido barridos del Bundestag en las elecciones generales del pasado mes de diciembre, hay que contar todavía con ellos. Ha sido precisamente el obtenido en las elecciones del Estado de Hesse lo que permitirá a la socialdemocracia recuperar este land, uno de los más ricos de Alemania y, hasta 1987, feudo tradicional de la izquierda. El SPD y la CDU obtuvieron el mismo número de escaños. El resultado supone también que el SPD recupera el control del Bundesrat, la Cámara Territorial alemana.Para el SPD, la victoria del domingo supone una pequeña revancha después de su fracaso electoral. La coalición rojiverde que ahora se perfila en Wiesbaden ya gobernó en Hesse entre 1983 y 1987. Para los verdes, divididos y confusos después de la catástrofe de diciembre que les dejó fuera del Parlamento, supone también un fuerte empujón para la linea moderada, representada por Joschka Fisher.
Representante de los llamados realos, y, junto con Daniel Cohn-Bendit, que ocupa una concejalía en el Ayuntamiento de Francfort también en el Estado de Hesse-, uno de los más populares líderes del partido, Fisher ha sido repetidamente acusado por los fundis, -el ala radical del partido reacia a participar en las instituciones- de propiciar un culto a la personalidad y rendirse ante una concepción burguesa de la política.
El 8,8% obtenido el domingo en Hesse, que les convierte en el tercer partido del land, por encima de los liberales, que no obtuvieron más que un 7,4% parece dar la razón a quienes atribuyeron lit derrota de diciembre a la falta de definición y el excesivo talante aficionado de los verdes durante la pasada campaña electoral. Sin embargo, las elecciones del domingo en Hesse difícilmente pueden considerarse como significativas en el contexto del país. La abstención, para un país como Alemania, donde se supera casi siempre el 80% de participación, superó todos los records. Sólo acudió a las urnas un 71% de los votantes, una cifra tan sólo comparable a la de 1951. El elemento de la guerra del Golfo parece haber jugado también fuerternente a favor de la izquierda, que supo aprovechar el sentimiento antibelicista imperante actualmente en Alemania, y, concretamente en Hesse, donde tienen su sede la mayor parte de las tropas norteamericanas.
Para los democristianos del canciller Helmut Kohl, la pérdida de Hesse confirma el lento declive y la crisis interna que parece haber surgido en el partido tras la victoria de diciembre. A la durisima negociación que ha tenido que sostener con sus socios liberales para la formación del Gobierno, criticada por todos los medios de comunicación, la dimisión del ministro presidente de Baden-Würtemberg, Lothar Spoth, acusado de corrupción, se le une ahora el renovado obstáculo de no controlar el Bundesrat, donde los socialdemócratas pueden imponer su veto a las grandes decisiones políticas y constitucionales que van a ser tornadas en el futuro inmediato.
La derrota de la CDU ha supuesto la salida de la política por la puerta falsa del hasta ahora ministro presidente de Hesse, el opaco Walter Wallmann. El futuro presidente, Hans Eichel, un desconocido hasta ahora, se une a la nueva generación de líderes socialdemócratas, que configuran la irnagen del partido para intentar un nuevo asalto al puesto de Kohl dentro de cuatro años.
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