Sólo el reparto de carteras separa a los nacionalistas del acuerdo final

La distribución de las consejerías, aparcada de común acuerdo hasta el final, es la única parte del pacto aún pendiente ayer, antes de cerrar una coalición entre los tres partidos nacionalistas en el País Vasco. Los tres insisten en que este punto no será obstáculo, como antes lo hizo el PSE-PSOE, pero los socialistas no dejan de emplear el término "humillante" cada vez que evocan la última oferta del PNV, antes de la ruptura.En principio, EE tiene asegurados dos departamentos en virtud de su acuerdo inicial con el PNV. Según este pacto previo, ningún otro partido incorporado a la coalición podrá tener una presencia en el Ejecutivo superior a la de EE, salvo aceptación expresa por ambas partes.

Esta claúsula es perfectamente normal, según declaró ayer el dirigente de EE Martín Auzmendi, y significa sólo que la representación del tercer socio en el Gabinete debe ser aceptada previamente tanto por el PNV como por EE. "Vamos a llevar este tema con flexibilidad suficiente", aseguró Auzmendi, "y no creo que sea mayor problema".

También el PNV niega con insistencia que en el reparto del poder pueda romperse el tripartito. La ejecutiva de EA tenía previsto presentar a última hora a su asamblea nacional los criterios sobre el reparto de carteras.

Los dirigentes de este partido creen que lo más normal sería la proporcionalidad, según un miembro de su ejecutiva, con siete departamentos y la presidencia para el PNV, dos para EE y tres para EA. La última propuesta del PNV al PSE, rechazada de plano por éste, consistía en ceder a los socialistas tres carteras y una vicepresidencia adjunta a un cuarto departamento, mientras el partido mayoritario quedaba al frente de siete departamento y la presidencia y EE ocupaba dos.