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El arrollador triunfo de Soares abre una importante fase política para Portugal

El arrollador triunfo logrado el domingo por Mario Soares en Portugal, que le asegura un segundo mandato de cinco años en la presidencia de la República, da comienzo a un año político muy significativo en el país, ya que dentro de sólo nueve meses se pondrá a prueba en las elecciones legislativas el actual equilibrio existente entre la jefatura del Estado y el Gobierno centroderechista del primer ministro socialdemócrata, Aníbal Cavaco Silva.

Sobre ese equilibrio institucional -en un régimen que no es presidencialista a la francesa, pero que tiene un jefe de Estado elegido por voto directo, aunque con poderes limitados- se ha basado el curso político portugués desde 1987, año en que el Partido Social Demócrata (PSD), de Cavaco Silva, accedió al Gobierno por mayoría absoluta.La suma de los votos socialdemócratas y de los socialistas, que constituyen la primera fuerza de oposición del Gobierno, se corresponde con el 70,43% logrado por Soares en estas presidenciales, en las que alcanzó la mayoría absoluta en todos los distritos electorales del país. Este evidente triunfo personal del presidente culmina una extensa carrera política que arranca desde los años de la oposición a la dictadura salazarista y pasa por el exilio, la refundación del Partido Socialista (PS), el cargo de primer ministro en dos periodos agitados de la transición portuguesa, y llega en 1986 al primer mandato presidencial de cinco años, que los comicios de ayer han renovado por otro lustro.

Junto a la proyección internacional de su figura, Soares concita en su país las simpatías y las críticas de toda figura patriarcal, que sus ambiciones políticas han excitado en más de una ocasión a lo largo de estos años. Tras conocer su amplia victoria, Soares declaró, mientras sus partidarios realizaban un no muy masivo pero ruidoso recorrido por el centro de Lisboa, que había que olvidar los ataques de la campaña electoral y aseguró que cumpliría con la Constitución y la legalidad y cooperaría con "todos los órganos de soberanía".

Fidelidad comunista

Soares, que recogió los votos del electorado de centro y de centroderecha, elogió al candidato comunista Carlos Carvalhas, que con el 12,92% logró la proeza de mantener la cuota del electorado de su partido, pese a su falta de carisma como tribuno, pese a la crisis interna vivida en 1990 por el Partido Comunista Portugués (PCP) y a un contexto internacional poco propicio para un candidato que es el número dos y probable delfín del veterano Álvaro Cunhal.Carvalhas retuvo con una campaña muy poco agresiva la fidelidad de los votantes comunistas. El otro candidato de esa franja política, el cristiano de izquierda Carlos Marques, alcanzó un buen resultado, dentro de sus escasas proporciones, al duplicar con un 2,57% la fuerza de los grupos que sostuvieron su candidatura.

Soares, quien en la noche del domingo reiteró en medio de la euforia de sus partidarios que sería "fiel a sus compromisos", recordó las angustias que a esas horas se vivían por la crisis del Golfo y la situación en la URSS e hizo un llamamiento "a la cohesión nacional de todos los portugueses", a los que dedicó el triunfo.

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Al comentar el resultado de Basilio Horta, candidato del derechista Centro Democrático Social (CDS), que logró la segunda posición con un 14,07%, el veterano líder socialista dijo que la agresividad mostrada por su rival no había sido premiada en las urnas y, en una curiosa forma de autoelogio, agregó: "El fuerte debe ser generoso".

En realidad, los resultados de Horta revelan el drama de esa franja de la derecha política portuguesa que no está incluida en la corriente del PSD de Cavaco. Horta superó el 4,3% que su partido obtuvo en las legislativas de 1987 y equiparó el logrado en las europeas de 1989; pero no alcanzó un porcentaje suficiente para plantear la batalla por el liderazgo de su partido.

La abstención, que muchos definieron como el quinto candidato, fue del 38,1%, la más alta registrada en las cuatro elecciones presidenciales que se realizaron desde la revolución del 25 de abril de 1974.

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