Un hombre de 52 años muere calcinado en su cama
Un hombre de 52 años falleció en la madrugada de ayer al incendiarse la cama de la habitación en la que dormía. Salvador Fernández Pérez fue hallado tumbado en el suelo junto a su lecho prácticamente calcinado sobre las seis de la mañana, cuando los bomberos lograron penetrar en la vivienda y sofocar el incendio declarado en su domicilio, una buhardilla situada en la quinta planta del número ocho exterior de la Ribera de Curtidores, en el distrito Centro.
El fuego comenzó sobre las 5.30 del miércoles. Un oficial de bomberos no quiso aventurar ayer las posibles causas del siniestro, aunque fuentes de la Jefatura Superior de Policía apuntaron como primera hipótesis un cortocircuito. Vecinos del inmueble indicaron que las llamas pudieron originarse por una estufa de gas. Fuentes municipales indicaron que el fuego pudo deberse a un cigarro.
La intensa humareda que había en la casa hizo pensar a los bomberos que la ropa de cama y el colchón habían ardido durante horas en una combustión muy lenta, según el informe elaborado por el cuerpo de extinción de incendios.
Las llamas sólo afectaron a la habitación de la vivienda en la que se hallaba el fallecido. La cama de madera y el colchón ardieron totalmente, según los bomberos. El resto de la vivienda sólo resultó afectada por el humo. Al parecer, Fernández Pérez perdió el conocimiento por asfixia a causa de la intensa humareda y posteriormente fue alcanzado por las llamas.
Solo en casa
Salvador Fernández se hallaba solo en su domicilio, ya que Mercedes, su esposa, fue ingresada poco antes del día de Navidad en el hospital Clínico, según algunos vecinos. Estos señalaron que al fallecido, jubilado por enfermedad, se le conocía su afición a la bebida y que su esposa tenía problemas de salud relacionados con la obesidad.El bloque número ocho exterior de la Ribera de Curtidores está habitado desde hace solamente dos años, ya que en este inmueble, después de ser remozado, fueron realojados por el Ayuntamiento de Madrid vecinos de viviendas en ruina de las calles del Amparo, Tribulete y aledañas, según los propios inquilinos.
Algunos vecinos del inmueble tuvieron que ser desalojados debido a la intensa humareda que invadió el inmueble durante el incendio. Los bomberos tuvieron que forzar la puerta blindada de la casa y el fuego fue sofocado en 45 minutos.
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