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AUTOMOVILISMO

De París a Pekín, una carrera de película

René Metge, triple ganador del Dakar, diseña un trayecto de 16.000 kilómetros

El sueño de un raid entre París y Pekín se hará realidad el próximo año. Tras varios intentos, 240 automóviles y 80 camiones -las motos no puede participar- se lanzarán, el 1 de septiembre de 1991, a la aventura de recorrer los 16.000 kilómetros que separan las capitales de Francia y China.

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Será la condesa Borghesse, descendiente directa del Príncipe Scipión Borghesse, quién dará la salida a esta impresionante carrera digna de las mejores películas. El Príncipe Borghese fue uno de los pioneros del automovilismo al proclamarse vencedor del primer gran raid competitivo de la historia, entre Pekín y París, en 1907. El 10 de junio de 1907, cinco coches tomaron la salida desde la mítica Ciudad Prohibida. El 9 de agosto, dos meses después, el Itala que se hizo construir Borghesse, entró triunfal en París.El París-Dakar tendrá así una prueba a su altura, que promete ser tan difícil como el ya mítico rally africano. La nueva carrera podría, incluso, amenazar la supremacía del invento de Thierry Sabine, como lo demuestra el hecho de que, sin conocerse todavía muchos detalles de la nueva prueba, el cupo de inscritos está ya casi completo y todos los equipos y marcas presentes en el mundo de los raids han asegurado ya su asistencia.

Tras múltiples intentos saldados con el fracaso -Incluso la propia Thierry Sabine Organisation (TSO)-, finalmente todo está en regla para que la prueba pueda llevarse a cabo. El diseñador del trazado ha sido el francés René Metge, tres veces ganador del Dakar (1981, 1984 y 1986) y el hombre que dirigió la prueba africana tras el fallecimiento de Thierry Sabine. Metge acabó dejando la TSO por discrepancias con Gilbert Sabine, padre de Thierry. Metge ha tenido un poderoso aliado en la sociedad Mars, ligada al potente grupo industrial Mitsubishi, que tiene grandes intereses en China y los contactos necesarios para conseguir las autorizaciones imprescindibles.

La prueba tiene tres partes bien diferenciadas. De París a Moscú; de la capital rusa a la frontera china, y desde allí a Pekín. "El recorrido ruso les parecerá a los participantes del RAC de Inglaterra, mientras que el chino será tan demoledor como el Rally Acrópolis, de Grecia", explicó Rene Metge en la presentación de la prueba.

La primera etapa (París-Moscú) es un recorrido libre cuya única dificultad estriba en que sólo se dispondrá de 48 horas para completarlo. La verdadera competición comenzará a partir de Moscú, con nueve etapas por la Unión Soviética a través de los desiertos de Shalkar (Kazakhastan) y Karakoum para seguir la pista hacia la legendaria Samarkanda y franquear la cordillera de Tian Shan, de unos 3.700 metros de altitud media, con sus pistas colgadas de la montaña.

La gran muralla

Una vez en China, los supervivientes aún deberán superar once etapas. De las estepas de Hotan al desierto de Takla-Magad, de 370.000 kilómetros cuadrados de extensión y como dificultad final, el Desierto de Gobi, de 1.500 kilómetros de longitud, con una anchura variable de 500 a 1.500 kms. Pedregoso y arenoso, el desierto de la tierra de Genghis Khan será el último obstáculo para llegar a la Gran Muralla. La llegada de esta prueba permitirá a la Federación Internacional del Deporte del Automóvil (FISA) crear la ansiada Copa del Mundo de Raids. Para ello precisaba carreras de la altura del Dakar, pero en varios continentes. El París-Dakar y el París-Pekín serían secudados por el Safari de Australia -y una prueba suramericana o el Rally Faraones, que ampliaría su radio de acción de Egipto a la Península Arábiga.

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