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El PCF inaugura su congreso en un ambiente de decadencia

El paisaje frío y gris de un río Sena bordeado de fábricas, los veteranos obreros del servicio de orden, el destartalado pabellón del suburbio parisiense de Saint-Ouen, el discurso de cuatro horas del camarada Georges Marchais, sus alusiones a la "lucha de clases" y al "combate revolucionario contra el capitalismo", así como a la "solidaridad obrera internacional" constituyeron el eje central de la sesión de apertura del 270 congreso de un Partido Comunista Francés (PCF) en plena decadencia.

El gran dibujo de la tribuna presidencial recordaba que el PCF cumple 70 años desde su fundación, en el congreso de Tours. Sobre la hoz y el martillo, el lema de la reunión definía al partido como "unitario, moderno y revolucionario". En realidad se trata de una formación política en franco proceso de liquidación. Cuando comenzó a ser dirigido por Georges Marchais, hace dos décadas, el PCF representaba el 20% del electorado francés; hoy, tan sólo el 6%.El PCF, proclamó Marchais en su interminable alocución, es el "partido de vanguardia de la clase obrera" y su sistema de funcionamiento interno, "el centralismo democrático", garantiza "la diversidad de opiniones". "Calificar nuestro funcionamiento de estalinista", afirmó el secretario general, "es simplemente ridículo".

Marchais expresó su inquebrantable convicción en el futuro del comunismo francés, uno de los pocos en el mundo que no han modificado un ápice sus posiciones por la perestroika de Gorbachov.

El secretario general del PCF pasó sobre los acontecimientos del Este como sobre ascuas. La perestroika mereció de Marchais un elogio y un análisis muy optimista.

Por el contrario, la URSS recibió una pulla por su política en la crisis del Golfo. "La decisión soviética de aprobar en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución que autoriza a EE UU a desencadenar la guerra en Oriente Próximo nos decepciona", dijo Marchais.

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