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Entrevista:FIN DE LAS ELECCIONES SINDICALES

"CC OO sólo acepta la democracia cuando gana"

Pregunta. Con el fin de las elecciones empieza una nueva batalla: Comisiones Obreras va a revisar todas las actas electorales y se opondrá a la proclamación de resultados mientras no se resuelvan las impugnaciones.Respuesta. Las actas computadas corroboran los resultados de las actas registradas. Además tengo que afiadir que en el 86 Comisiones lanzó las mismas acusaciones de fraude, y entonces se cayeron más actas de Comisiones. Esto responde a que han jugado todo a una carta, ganar a todo trance; presentaron los preavisos y no salen los resultados que ellos estimaban y han perdido los papeles. El hecho lamentable es que la persona que podía renovar CC OO, que es Antonio Gutiérrez, que aparecía como el gran líder sindical de la izquierda y que no iba a caer en los viejos demonios familiares, al final hace el mismo discurso de Marcelino Camacho. Es un proceso de dos meses y medio, muy complejo, y se quiere ensuciar. Ante ello estamos indefensos.

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P. En cualquier caso, están en tela de juicio las elecciones en las pequefias empresas. Sus delegados sólo cuentan a efectos estadísticos, y el sistema de elección en ellas no es democrático ni transparente.

R. No es verdad, y tanto Comisiones como UGT hemos hecho especial énfasis en la pequeña empresa, y si alguien necesita representación sindical son sus trabajadores, porque sus condiciones laborales son más duras. ¿Se imagina cuál sería la situación si fuera CC OO la que nos ganara por 15.000 delegados? Comisiones sólo acepta la democracia cuando gana, y la pone en entredicho cuando pierde.

Cómputo de delegados

P. También ha habido acusaciones de fraude por parte de UGT, con anuncios en la prensa.

R. Sí, pero es una reacción lógica. No se puede poner en el mismo platillo a quien ha puesto los preavisos y ha ido al fiscal general. Y cómo puede permitir el Gobierno una normativa que nos hace estar dos meses y medio en plena confrontación. ¿Qué puede beneficiar más a UGT? Es posible, pero yo no quiero emporcar más el proceso y eso se va a ver en los cómputos. Ojalá el Gobierno lo haga cuanto antes.

P. ¿Qué hay de campafia electoral?

R. Comisiones Obreras ha visto que todos sus planteamientos, a pesar de actuar con las cartas marcadas, no le han dado resultado. ¿Van a seguir acusando a UGT de deshonestidad y a poner en entredicho el proceso? Si es así, va a costar recuperar la unidad.

P. Es difícil entender las peleas entre los dos sindicatos cuando no hay ninguna ventaja en ser el primer sindicato.

R. Claro que cuesta creerlo. Tenemos el 82% de los delegados entre las dos listas, con un crecimiento también de CC OO, y lo están presentado como un fracaso, A mí me preocupa un encanallamiento tan absoluto. Yo supongo que a lo último se paga un precio, y en la organización de Comisiones hay reacciones de quienes no están de acuerdo con esa política.

P. ¿Es probable que los carrillistas de CC OO ingresen en UGT?

R. Están incómodos en CC OO. Yo creo que hay una situación delicada en CC OO y gente, no sólo los carrillistas, que está molesta por esta campafia. Tienen graves problemas y una parte de ellos están en torno a los carrillistas. ¿Qué van a hacer? Algunos, como sabe, ya han venido a UGT, y van a venir más. Habrá otra gente que siga en Comisiones. Pero quería decir otra cosa. Si UGT estuviera perdiendo por 15.000 delegados, habría gente pidiendo la cabeza de esta ejecutiva. Ya en septiembre algunos comentaristas e intelectuales orgánicos lo decían.

P. Para UGT, ¿era cuestión de honor ganar tras la ruptura con el PSOE?

R. No era una cuestión de honor, pero, si llegamos a perder, hubieran dicho: por separaros del PSOE; es la consecuencia del abrazo del oso, de la unidad de acción. Hay algunos a quienes no les gusta que gane UGT.

P. Usted ha dicho que la unidad a partir de ahora va a ser diferente, ¿en qué?

R. No sé todavía en qué va a cambiar. Sí tenemos que ser conscientes de que tiene que haber otra forma de unidad, mucho más concreta y específica.

P. El Gobierno va a descongelar el pacto de progreso en breve. ¿Qué éxito le espera?

R. Yo creo que no hay posibilidades de un acuerdo sobre competitividad, y no lo va a haber porque difiere sustancialmente la política del Gobierno de la de las centrales sindicales. Cuando le hemos preguntado a Solchaga en qué consiste ese pacto, de manera confusa, nos ha venido a decir que es un pacto de tipo salarial. El presidente del Gobierno ha declarado, además, que la política económica no se va a modificar. Y claro, si la política económica va a consistir básicamente en bajos salarios y altos beneficios para los empresarios, choca con la política de las centrales sindicales. Si no hay un profundo giro, habrá muchas dificultades en llegar a un pacto.

P. ¿El Gobierno ha concretado que el pacto de competitividad se limita a un acuerdo sobre salarios?

R. Siempre se adorna de alguna manera, pero cuando preguntamos la diferencia entre el pacto de competitividad y el de progreso, no hay ninguna. Además, con la moderación salarial se ha pagado un precio social y se va a pagar un precio económico, porque si alguien cree que con bajos salarios y baja cualificación se logra un mercado sólido está equivocado. ¿Y quieren poner énfasis en la moderación salarial? Hay que ponerlo en la formación profesional, que son inversiones para manana y una competitividad estimable.

Ricos y pobres

P. Al fracasar la política monetaria es cuando más subrayan la política de rentas.

R. Es el mismo discurso de hace años. Somos los sindicatos más moderados de Europa y quieren todavía apretar más. Lo tendrán que imponer, porque no lo van a hacer con la complicidad de UGT. No nos podemos implicar en una política de ajuste, porque desaparecemos como organización y surgirían las fuerzas corporativas. No podemos ir a una empresa a defender incrementos del 5% ni aceptar más precariedad con un 30% de contratos atípicos o más agilidad en el despido. ¿Qué más podemos dar? No podemos dar nada más. Cuando ha habido crecimiento económico, el Gobierno ha dicho: hagamos más ricos a los ricos porque de ello resultará algo mejor para los pobres.

P. ¿La UGT aceptaría más moderación salarial si se controlaran los beneficios empresariales?

R. En el 84 es cuando más se perdió poder adquisitivo y cuando más creció el paro. Nosotros preguntamos en qué fábricas con nombres y apellidos quieren negociar salarios por empleo, ¿50, 100, 200? La UGT lo acepta. Me pregunta por el control de los beneficios y ¿qué dice el Gobierno?: ustedes se tienen que autocontrolar los beneficios y a los funcionarios se les impone el 5%. Son dos recetas distintas e impropias de un Gobierno que se dice de progreso.

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